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miércoles, 26 de abril de 2017

CLARISSA PINKOLA ESTÉS - MITOS Y CUENTOS DEL ARQUETIPO DE LA MUJER SALVAJE


“Dentro de toda mujer alienta una vida secreta, una fuerza poderosa llena de buenos instintos, creatividad y sabiduría. Es la Mujer Salvaje, una especie en peligro de extinción debido a los constantes esfuerzos de la sociedad por "civilizar" a las mujeres y constreñirlas a rígidos papeles, que representan la esencia femenina instintiva…”


Pablo Picasso, Dos mujeres corriendo por la playa. 1922



EL JUBILO DEL CUERPO: La carne salvaje


" .. Allá arriba en el norte vi una vez una vieja loba que sólo tenía tres patas, era la única que podía pasar a través de una grieta donde crecían los arándanos. Otra vez vi a una loba gris agacharse y pegar un brinco tan rápido que , por un segundo, dejó la imagen de un arco de plata en el aire. Recuerdo a una muy delicada, una recién parida todavía con el vientre deformado, pisando el musgo del borde del estanque con la gracia de una bailarina.

Y, sin embargo, a pesar de su belleza y de su capacidad para conservar la fuerza, a las lobas se les habla a veces de la siguiente guisa: 

"Estás demasiado hambrienta, tienes unos dientes demasiado afilados, tus apetitos son demasiado interesados".


Diego Rivera

Tal como ocurre con las lobas, a veces se habla de las mujeres como si sólo un cierto temperamento, sólo un cierto apetito moderado fuera aceptable. A lo cual se añade con harta frecuencia un juicio sobre la bondad o la maldad moral de la mujer según su tamaño, estatura, andares y forma se ajusten o no a un singular y selecto ideal. Cuando se relega a las mujeres a los estados de ánimo, gestos y perfiles que sólo coinciden con un único ideal de belleza y conducta, se las aprisiona en cuerpo y alma y ya no son libres.

El cuerpo es un ser multilingüe. Habla a través de su color y su temperatura, el ardor del reconocimiento, el resplandor del amor, la ceniza del dolor, el calor de la excitación, la frialdad de la desconfianza. 

Habla a través de su diminuta y constante danza, a veces balanceándose, otras moviéndose con nerviosismo y otras con temblores. 

Habla a través de los vuelcos del corazón, el desánimo, el abismo central y el renacimiento de la esperanza.


El cuerpo recuerda, los huesos recuerdan, las articulaciones recuerdan y hasta el dedo meñique recuerda. El recuerdo se aloja en las imágenes y en las sensaciones de las células.



Émile Bernard


"Las lobas sanas y las mujeres sanas comparten ciertas características psíquicas: 

Una aguda percepción, un espíritu lúdico y una elevada capacidad de afecto. 

Las lobas y las mujeres son sociables e inquisitivas por naturaleza y están dotadas de una gran fuerza y resistencia. Son también extremadamente intuitivas y se preocupan con fervor por sus vástagos, sus parejas y su manada. Son expertas en el arte de adaptarse a las circunstancias siempre cambiantes y son fieramente leales y valientes.

Y, sin embargo, ambas han sido perseguidas, hostigadas y falsamente acusadas de ser voraces, taimadas y demasiado agresivas y de valer menos que sus detractores.



Aristide Maillol, Las dos muchachas junto al río, 1939.


Han sido el blanco de aquellos que no sólo quisieran limpiar la selva sino también el territorio salvaje de la psique, sofocando lo instintivo hasta el punto de no dejar ni rastro de él. La depravación que ejercen sobre los lobos y las mujeres aquellos que no los comprenden es sorprendentemente similar. Por consiguiente, fue ahí, en el estudio de los lobos, donde por primera vez cristalizó en mí el concepto del arquetipo de la Mujer Salvaje"

"La existencia de la Mujer Salvaje también se percibe a través de la visión; a través de la contemplación de la sublime belleza. La he sentido en mi interior viendo venir a los pescadores del lago en el crepúsculo con las linternas encendidas y, asimismo, contemplando los dedos de los pies de mi hijo recién nacido, alineados como una hilera de maíz dulce. La vemos donde la vemos, o sea, en todas partes.

Viene también a nosotras a través del sonido; a través de la música que hace vibrar el esternón y emociona el corazón; viene a través del tambor, del silbido, de la llamada y del grito. Viene a través de la palabra escrita y hablada; a veces, una palabra, una frase, un poema o un relato es tan sonoro y tan acertado que nos induce a recordar, por lo menos durante un instante, de qué materia estamos hechas realmente y dónde está nuestro verdadero hogar."






La Doctora Clarissa Pinkola Estés es una psicoanalista Junguiana internacionalmente reconocida como especialista, poeta, contadora y guardiana de antiguos cuentos de la tradición latinoamericana.

Se doctoró en Estudios Interculutrales y psicología Clínica, y desde hace 23 años se dedica a la enseñanza y a la práctica privada de la psiclolgía. La doctora Estés empezó a escribir este libro en 1971 y le ha dedicado más de veinte años.






"Con miedo o no, es un acto del más profundo amor permitirse a uno mismo ser movido por el alma salvaje de otro. En un mundo donde los humanos tienen tanto miedo a "perder", hay demasiados muros que nos protegen de disolvernos en lo luminoso de otra alma humana"

domingo, 8 de mayo de 2016

J. M. CABALLERO BONALD Y LEONOR FINI


"Amor, primera forma de vivir, escucha:
¿eres tú la tristeza que enciende mi destino,
o acaso sólo existes desde un ser que sonríe
mientras tiemblan sus ojos esperando en los míos remansarse? .." 

(fragmento de "Carnal fuego amoroso")


Heliodora


" .. Pero ella, la regidora del cuarto creciente, era una flor lasciva instalada en la noche. Era la araña que copula sin dejar de bailar entre una algarabía de ajorcas y sonajas. El esmaltado vientre vibraba en el diván como un espasmo de pandero y un mundo de sacrales lujurias sincopaba de pronto la rítmica hegemonía de los pezones. Canon de la hermosura, su único error había consistido en rasurarse el pubis cuando medio entendió que descendía por línea colateral de los Abencerrajes.."


(fragmento del poema Cuarto Creciente)



La veis un día domingo.
Lleva un cuerpo cansado, lleva un traje cansado
un traje donde cuelgan trabajos, tristes hilos,
pespuntes de dolor, esperanzas sangrantes
hechas verdad a fuerza de ir remendando sueños,
de ir gastando mañanas, hombres de cada día,
en las estribaciones de un pan dominical.





La veis venir acaso de un azar con ternuras,
de una piedad con fábulas; la veis
venir y no sabéis que está llamándose
lo mismo que la vida,
lo mismo que su traje hecho disfraz de olvido,
hecho carne de engaño y servicial,
cortado a la medida de mensuales lágrimas,
de quebrantos tejidos con la última
hebra de la intemperie, con las briznas
de ese telar de amor donde aprendemos
la hermandad necesaria que es un cuerpo sin nadie.







Sucede que es un día más bien canción que número,
más bien como una lluvia de inclemente mirada,
de humilde mano abierta
que volverá a vestir de desnudez la vida.
Y entonces ya es mentira crecer sobre raíces,
ya es mentira ese tiempo blandamente nocivo
que se nos va quedando alquilado en la piel,
que se nos gasta hasta dejarnos
un mísero rastro de caricia vacía,
llegar a confundirnos en un domingo anónimo,
en un amor sin cuerpo, hilvanando de lástima.


(fragmento del poema "Domingo")








José Manuel Caballero Bonald, Poeta, novelista y ensayista español nacido en Jerez de la Frontera, Cádiz, en el año 1926.


Estudió Astronomía en Cádiz y más tarde Filosofía y Letras en Sevilla y Madrid. Militante anti-franquista, pertenece al grupo poético de los 50 junto a José Ángel Valente, Claudio Rodríguez, José Agustín Goytisolo y Jaime Gil de Biedma, entre otros. 




" Imágenes sin ojos
pasan con más tenacidad que el giro
extenuante del recuerdo. Hortensia,
hija de Minos, no
es tarde todavía, ven, veloces
son las noches que hemos vivido ya:
aún estamos a tiempo
de no querer salir del laberinto ..."

(fragmento de El hilo de Ariadna)




* Contemplar las obras de Leonor Fini (Buenos Aires, 30 de agosto de 1907 -París, 18 de enero de 1996) es entrar al universo que ella vislumbró y reflejó con maestría y talento inmenso. Una puerta abierta a un mundo irreal e idílico por momentos, ambiguo y fantasmal por otros. Un viaje enriquecedor que vale la pena emprender, para liberarse de tapujos y normas.







lunes, 7 de abril de 2014

HÉCTOR ACEVEDO - PINTOR PERUANO, TRADICIONES ANDINAS, LA MATA QUE NO MATA (*)



Héctor Acevedo (1963), es un pintor figurativista, con características surrealistas, creador de pinturas de gran riqueza cromática. Inspira su obra en algunos mitos y rituales tradicionales.


La mata que no mata



Cuenta una leyenda ancestral andina que cuando comenzó la conquista en América, los indígenas pidieron a sus dioses fortaleza para sobrevivir a lo que se avecinaba.

Los dioses los enviaron a la montaña más alta a buscar una planta con determinadas características. 

Con ella obtendrían alimento, fortaleza, salud y consuelo para el dolor. Pero los dioses también lanzaron una maldición: si los blancos la tocan, la planta será su perdición. 

Desde entonces, la planta de coca ha sido para los indígenas de la región andina un símbolo sagrado. 


Héctor Acevedo


El peruano Héctor Acevedo aborda el tema de la coca inspirado en los mitos y rituales tradicionales. En sus cuadros el artista alude a la capacidad adivinatoria que adquieren los chamanes cuando mastican la planta, que también establece un vínculo de comunicación con las almas. Su obra refleja los rituales campesinos de agradecimiento a la madre tierra por una buena cosecha y la tradición de colocar a los muertos una hoja de coca en la boca para prepararlos para el viaje al más allá.


Y Acevedo nos dice al respecto: " y eso era justo lo que yo estaba buscando, es decir, una forma de comunicación más profunda que la terrestre o la humana...No pretendo callar a las mujeres ni a nadie, es solo que mis personajes expresan más sin boca, todo está en la mirada".















Los artistas quieren dejar en claro que la coca no es cocaína, que eso hay que diferenciarlo. Sostienen que la planta es parte de su cultura y que tiene propiedades beneficiosas para el individuo, posee efectos medicinales como analgésico, es rica en nutrientes y es utilizada en rituales religiosos, es una planta considerada sagrada entre los pueblos indígenas andinos.







Cada cuadro es un universo en sí mismo, en donde emergen las figuras, las casas, nubes, iglesias, ventanas y, sobre todo, ojos que escudriñan, que parecen establecer su propia comunicación más allá de la intención del pintor. Eso genera enigmas, sentimos que hay cosas escondidas, situaciones secretas.


"Generalmente los personajes fueron perdiendo la boca a través de procesos de creación. Todo parte de los ojos, incluso rebusco en las manchas, una mirada. Es que siempre he sentido que he estado buscando otro modo de comunicación, algo que vaya más allá de lo oral. Quizás, indagar en el plano onírico, en los sueños. Tengo la impresión de que en los sueños no hay voces, sino certezas."









En muchos de sus cuadros, la imagen femenina se mezcla y yuxtapone con árboles y animales, reales e imaginarios, internándose con vehemencia en lo surrealista, pero sin dejarnos al margen, nos involucra e invita a pertenecer, a ser parte del hecho artístico que pone ante nuestra mirada y por la que no podemos permanecer indiferentes.









Por la simbología utilizada, se deduce que tanto hombres como mujeres, anhelan establecer contacto, buscan la cercanía en medio de una naturaleza habitada por criaturas disimiles, reales o soñadas. Sí percibo soledad, y si afinara mi intención interpretativa de lo que observo, advierto una especie de forzada regla del silencio (más allá de las anteriores explicaciones del propio Acevedo) que parece decirnos que en el juego del amor, las palabras sirven para mentir y que más vale callar.












Aunque los indígenas conocían desde hace siglos las propiedades curativas, alimenticias y medicinales de la hoja de coca, fue hasta el siglo XIX que el científico alemán Albert Niemann descubrió las bondades de esta planta incomprendida, cuyo mal uso desató la maldición de los dioses contra millones de seres humanos que han caído en la perdición.



(*) Nombre de la exposición que hizo el pintor en Berlin. "La mata que no mata."