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viernes, 14 de octubre de 2011

BARTOLOMÉ DE LAS CASAS, EL APÓSTOL DE LOS INDIOS






Fray Bartolomé de las Casas nació en Sevilla en 1484. Estudió en Salamanca y recién graduado como abogado viajó a América con su padre estableciéndose en La Española. Durante ocho años tomó parte en la guerra contra los indios y los empleó para explotar la tierra.

Regresó a España durante un breve periodo de tiempo en el que fue ordenado sacerdote. Después, en 1510, volvió a La Española junto a un grupo de dominicos liderado por Fray Pedro de Córdoba, a los que hacía de intérprete en sus prédicas a los indios. Uno de esos sermones, pronunciado por Fray Antonio de Montesinos, le impacta profundamente. Es a partir de ese momento cuando su visión de los indígenas empieza a cambiar.

Se trasladó a Cuba como capellán del ejército y recibió nuevas tierras y nuevos indios a los que siempre trató con bondad, pero vio que los demás no eran así, sino que los hombres perecían en las minas, las mujeres eran abusadas y ancianos y niños morían de hambre. En 1514 renunció públicamente a sus tierras y empezó a predicar contra todo aquel sistema.





Fray Pedro de Córdoba decidió enviar a Bartolomé, junto con Antonio de Montesinos, a España para denunciar los abusos. Las Casas y Montesinos pudieron entrevistarse el 23 de diciembre de 1515 con Fernando el Católico, ya muy enfermo. También hablaron con el obispo Rodríguez de Fonseca que no les concedió mayor atención. Mejor suerte tuvieron al dirigirse al cardenal Jiménez de Cisneros y a Adriano de Utrecht, el futuro papa Adriano VI, con los que discutieron algunos remedios, como enviar a Santo Domingo a tres frailes jerónimos en calidad de gobernadores. Las Casas les acompañaría como asesor y por esas mismas fechas fue también nombrado "procurador o protector universal de todos los indios de las Indias".

De regreso nuevamente en La Española, en 1517, los jerónimos entraron pronto en conflicto con Las Casas y los dominicos, quienes volvieron a enviar a Bartolomé a España. El 19 de mayo de 1520 obtuvo en La Coruña una capitulación para llevar a cabo un proyecto de colonización pacífica en la costa de Paria, actual Venezuela. A principios de 1521 emprendió viaje con sus labradores españoles hacia San Juan de Puerto Rico. Su idea era establecer en Paria a esos labradores y propiciar de manera pacífica el acercamiento a los indios que, conservando plenamente su libertad, escucharían la predicación del Evangelio y, sin violencia alguna, como la gente de otros muchos lugares, aceptarían al rey de España como el suyo propio. A finales de 1521, tras fracasar, reemprendió viaje a Santo Domingo.

Un año después, Las Casas decidió ingresar en la Orden de Predicadores. La vida conventual le proporcionó a fray Bartolomé tiempo para el estudio y la iniciación de sus primeras obras escritas. Estuvo hasta 1526 en el convento dominico de la ciudad de Santo Domingo, y en ese año se le encomendó establecer otro convento en Puerto Plata. Además de algunos memoriales que había redactado ya haciendo denuncias y proponiendo remedios, dio entonces comienzo a su Historia de las Indias, que habría de prolongarse hasta 1552, por lo menos.




A partir de 1531 comenzó a predicar en Puerto de Plata contra los colonos españoles, los cuales consiguieron que sus superiores lo trasladaran a Santo Domingo. En esta capital, en 1533, consiguió la rendición del cacique Enriquillo, sublevado desde 1519. A finales de 1534, fray Bartolomé y otros tres dominicos emprendieron un viaje al Perú para trabajar en defensa de los indios y fortalecer también las actividades de su orden. Una serie de dificultades impidió a Las Casas llegar a su destino. En lugar de ello, estuvo en Panamá, Nicaragua y México (1536). De allí pasó a Guatemala, en donde residió poco menos de dos años. En ese lugar escribió otra de sus obras más importantes, la intitulada De unico vocationis modo, conocida en español como Del único modo de atraer a todos los pueblos a la verdadera religión. En ese largo tratado la tesis central era que la única forma de promover la conversión de cualquier ser humano no era otra que la vía de la persuasión y jamás valiéndose de las armas o de cualquier otra manera de violencia. Proceder así sería actuación "temeraria, injusta, inicua y tiránica". En paralelo con lo que escribía, acometió entonces el proyecto de penetración pacífica en la región de Tezulutlán, considerada hasta entonces como tierra de guerra en Guatemala. La entrada en la que se llamaría la Vera Paz, implicaba la prohibición de que ningunos otros españoles podrían pasar a ella en tanto que allí se efectuaba la conversión de los indígenas en términos del único modo de atraer a todos los pueblos a la verdadera religión, por medio del diálogo y la persuasión.

Escribió más obras y realizó muchos viajes por toda Sudamérica, pero fracasó estrepitosamente en su intento de hacer las cosas de forma pacífica y respetando los derechos humanos. Los últimos años de su vida los pasó en Madrid. Había concluido ya para entonces la Historia de las Indias. Todavía escribió varios memoriales, así como la obra que intituló De thesauris, en la que cuestionaba el supuesto derecho de propiedad, tanto de los tesoros derivados del rescate del inca Atahualpa, como de aquellos otros encontrados en los sepulcros o guacas de los indígenas. En febrero de 1564 hizo su testamento y todavía pudo escribir un memorial al Consejo de Indias reafirmándose en todo lo que había expresado en defensa de los indios. El 17 de julio de 1566 murió fray Bartolomé de Las Casas en el convento de Nuestra Señora de Atocha en Madrid. Sepultado en la capilla mayor del convento, sus restos fueron llevados más tarde al convento dominico de San Gregorio en Valladolid.

"No y mil veces no, ¡paz en todas partes y para todos los hombres, paz sin diferencia de raza! Sólo existe un Dios, único y verdadero para todos los pueblos, indios, paganos, griegos y bárbaros. Por todos sufrió muerte y suplicio. Podéis estar seguros de que la conquista de estos territorios de ultramar fue una injusticia. ¡Os comportáis como los tiranos! Habéis procedido con violencia, lo habéis cubierto todo de sangre y fuego y habéis hecho esclavos, habéis ganado grandes botines y habéis robado la vida y la tierra a unos hombres que vivían aquí pacíficamente... ¿Creéis que Dios tiene preferencias por unos pueblos sobre los demás? ¿Creéis que a vosotros os ha favorecido con algo más que aquello que la generosa naturaleza concede a todos? ¿Acaso sería justo que todas las gracias del cielo y todos los tesoros de la tierra sólo a vosotros estuvieran destinados?" (Fr. Bartolomé de las Casas)

Fray Bartolomé de Las Casas, que dedicó su vida a la defensa de los pueblos indígenas, es hoy reconocido universalmente como uno de los precursores en la teoría y en la práctica de la defensa de los derechos humanos.


http://paseandohistoria.blogspot.com/

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