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domingo, 11 de noviembre de 2012

LES PASSANTES, (LABIOS AUSENTES) - GEORGES BRASSENS (*)

Entonces, en las noches de hastío,
poblando nuestra soledad
con los fantasmas del recuerdo,
lloramos los labios ausentes
de todas las bellas fugaces
que no supimos retener.



GEORGES BRASSENSSolía acompañarse únicamente por una guitarra acústica y por su fiel Pierre Nicolas al contrabajo, aunque para las grabaciones añadía una segunda guitarra. Componía la mayoría de sus letras, aunque también musicó a muchos de sus poetas franceses favoritos, como Aragon, Hugo, Villon, Apollinaire o Antoine Pol.
Aquí tienes uno de los poemas de Pol, “Les passantes”, que viene a decir:


Quiero dedicar este poema
a todas las mujeres que amamos
durante algunos instantes secretos,
a las que apenas conocemos,
a las que un destino distinto les arrastra
y ya no volvemos a ver más.

A la que vemos aparecer
un segundo en su ventana
y rápidamente se desvanece
pero cuya esbelta silueta
es tan graciosa y delicada
que nos quedamos maravillados.

A la compañera de viaje
cuyos ojos, encantador paisaje,
hacen parecer corto el camino.
Que somos los únicos en comprenderla
y a la que sin embargo dejamos bajar
sin haber rozado su mano.

A las que ya están comprometidas,
y que, viviendo horas grises
cerca de un ser demasiado diferente,
nos han dejado, inútil locura,
ver la melancolía
de un futuro desesperante.

Queridas imágenes vistas,
esperanzas frustradas de un día,
mañana estaréis en el olvido.
Con solo un poco de felicidad que tengamos
es raro que nos acordemos
de los episodios del camino.

Pero si hemos fracasado en la vida,
pensamos con un poco de ganas
en todas esas felicidades entrevistas,
en los besos que no osamos coger,
en los corazones que debían esperarnos,
en los ojos que no hemos vuelto a ver.

Entonces, en las noches de hastío,
poblando nuestra soledad
con los fantasmas del recuerdo,
lloramos los labios ausentes
de todas las bellas fugaces
que no supimos retener.



GEORGES BRASSENS


Fue un hombre libre, un hombre que amó la poesía y la vida, un anarquista que nunca se rindió, que jamás claudicó de sus ideas, que vivió consecuentemente con ellas y con su compromiso por crear un mundo nuevo, un trovador que cantó a las prostitutas y a los ladrones, a los amigos, a los perdedores, a la gente que se ama y que se besa, a la vida que pasa y al tiempo que no perdona, un hombre que cantó al amor, a la amistad, a la muerte y, sobre todo, a lo que él más amaba: la vida.  


Nacido en Sète, en el sur de Francia, en el seno de una familia humilde de clase obrera, no tardó en entender el significado de la anarquía. Castigado en el colegio a estar encerrado dentro de un armario, comprendió que la autoridad y el poder serían los enemigos a los que tendría que combatir durante toda su vida. 

(*).- Publicado hace ahora un año, y lo vuelvo a traer. Y se lo dedico a todas esas mujeres olvidadas, desahuciadas por la sociedad, que sufren a solas, las imprescindibles que habitan en este mundo tan feo.