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lunes, 30 de mayo de 2016

CELIA GÓMEZ, POETA GALLEGA, Y PAUL KLEE, EN UNA CONJUNCIÓN PERFECTA

" Quiero ser sombra danzando
al borde del abismo,
mariposa derribando los pilares de la conciencia.."



Paul Klee



La libertad del pájaro



yo no quiero ser inmortal
no quiero un cuerpo perfecto
no quiero que me escriban
ni quiero escribir bien
ni saber cantar ni bailar
tampoco quiero saber coser
heridas

sueño
pero no tengo sueños
ni expectativas ni metas que cumplir
no quiero que me miren
ni que se acuerden de mí
no quiero estar enferma
ni haberlo estado

no quiero fingir que es verdad
no quiero despertarme
cuando suena el despertador
no quiero acordarme de los nombres
de las ciudades de las calles de las personas
de mi nombre

yo solo quiero ser un pájaro.



Paul Klee



Somos instantes



Quiero ser sombra danzando
al borde del abismo,
mariposa derribando los pilares de la conciencia.

Sentir únicamente los colores
y que mi sangre arraigue en la tierra,
soñando otros horizontes de nubes
y fronteras de tu piel,
cantando con voz nueva
en los vacíos mares de silencio
que velan las noches de arena.

Luz, árbol, peces, brizna, gesto.

Y ser tan sólo ojos que besan tus ojos
bajo el eco de nuestros latidos fusionados,
porque somos mar, deriva, instantes
sin fin traspasando los límites
que nos separan de lo infinito.

Quisiera nombrar tu nombre 
y saber que existes,
comprender los engranajes de la existencia
y contemplar como el Sol madrugador
acaricia tu mejilla dorada.

Atardecer, sueño, llave, laberinto, tú.
Respirar distinto y olvidar los nombres
y las palabras vacías... Iris,
frente, Universo, caricia o espina, boca, corazón azul.

Lluvia de sol
o sombra de árbol milenario
entre cuyas raíces la vida acérrima fluye
en una constante renovación de sal.

Ser sin comprender
o comprender que no somos.

Saber que existes

y volar,
y ser tan sólo silencio,
olvido.



Paul Klee



Sacrificio nocturno

desgarro mi pecho ante las olas nuevas
cierro los ojos ante las puertas que se abren
la sal moja mis pulmones
mis pies se abandonan a la arena

estallidos verdes y espumosos me acarician
y me adoptan
iniciándome en el profundo y oscuro arte

me venzo me rinden
contemplo mi infancia resuenan risas en la noche
no queda sangre

las sirenas y los tritones
matan mi nombre y la memoria
con bocas escamosas me arrancan mi antigua piel
ya no pertenezco a este mundo
ni al anterior

desaprendo las palabras humanas


Paul Klee



Como dos espíritus quiero


como dos espíritus quiero
correr abriendo los brazos y los árboles
en un aliento último
y decirte

no te olvido aunque te olvide

todo sigue teniendo sus colores -los mismos
que tenía cuando tú
y nada cambia

aunque cada vez atardezca más pronto
y empiece a hacer frío
y ya no esté triste como antes

el reloj me aleja poco a poco de ti
e intento que no sea verdad
que no se quede tu recuerdo vacío

porque aunque te olvide
no te olvido.



Paul Klee



Vencejos acróbatas


están robando el mar
y mientras con la tinta te sumerges por debajo de la memoria
con el eco de unas manos en los días
que no han sucedido

ellos dicen que quieren traducir la música
pero cómo el pentagrama
traducir el color
cómo la oscuridad
traducir la distancia
cómo la distancia

nada existe más allá de los párpados
pero aquí en este párpado interminable
oh tus ojos de ancla
oh tus colmillos
la caricia siempre convertida en espacio
que la voz anula

la caricia
eterna acrobacia desprendida de una nube

las almas pequeñas de las hormigas
ven pasar la sombra al tiempo que
en otro lugar
no aquí aquí no
están robando el mar.



© Celia Gómez, 2013, (A Coruña, 1979). Ha trabado una doble relación con la paranoia: a través de sus pacientes, en su consultorio psiquiátrico, y de la literatura y la poesía.




Paul Klee


jueves, 26 de mayo de 2016

CRÓNICAS DE CLARICE LISPECTOR - DESCUBRIMIENTOS


"No entiendo. Esto es tan vasto que supera cualquier entender. Entender es siempre limitado. Pero no entender puede no tener fronteras. Siento que soy mucho más completa cuando no entiendo. No entender, del modo en que lo digo, es un don. No entender, pero no como un simple de espíritu. Lo bueno es ser inteligente y no entender. Es una bendición extraña, como tener locura sin ser demente. Es un manso desinterés, es una dulzura de estupidez. Sólo que de vez en cuando viene la inquietud: quiero entender un poco. No demasiado: pero por lo menos entender que no entiendo".

(Descubrimientos, Crónicas inéditas)








Entre el 19 de agosto y el 29 de diciembre, Clarice Lispector escribió crónicas para el Jornal do Brasil. 

El primer volumen en castellano fue publicado por Adriana Hidalgo editora bajo el título Revelación de un mundo en el 2004 y posteriormente el segundo volumen, Descubrimientos, fue publicado en el 2010. 

Estos Descubrimientos completan sus crónicas publicadas en el Jornal do Brasil, cada sábado, entre el 19 de agosto de 1967 y el 29 de diciembre de 1973. 

Redactadas a continuación del accidente que la desfigura y casi despoja de una de sus manos y poco antes del diagnóstico del cáncer de ovarios que la mata. "Lo que pasó fue muy triste y prefiero no pensar en ello".

Ella misma confesó que no le fue fácil adaptarse al género, dado que no sabía bien si la crónica era una historia, una conversación o una especie de revelación. Temía que el hecho de escribir tanto y tan a menudo "contaminara sus palabras". Temía volverse demasiado personal, y la demanda de cumplir las condiciones de una columna semanal la preocupaban. Pero a medida que tomó confianza, se terminó adaptando al género.

Textos heterogéneos, muchas veces inclasificables e inesperados, que revelan en cada línea la compleja escritura y personalidad de su autora.

El amor, el tiempo, la muerte, bajo dimensiones pocas veces exploradas con tanta maestría, son algunos de los temas que aparecen en estos textos que permanentemente desafían el concepto de crónica o, más bien, que las convierten en un género cuyas fronteras Clarice ha borrado por su propia escritura. 

En Revelación de un mundo Clarice afirma "Avísenme si empiezo a convertirme en demasiado yo misma. Es mi tendencia. Pero soy también objetiva. Tanto que logro volver lo subjetivo de los hilos de la araña en palabras objetivas".







A continuación, algunas crónicas del segundo volumen que fueron recopiladas en el libro Descubrimientos:


19 de agosto

No sentir

"El hábito le ha amortiguado las caídas. Pero sintiendo menos dolor, perdió la ventaja del dolor como aviso y síntoma. Hoy en día vive incomparablemente más sereno, pero su vida corre gran peligro: puede estar a un paso de estar muriendo, a un paso de haber muerto ya, y sin el beneficio de su propio aviso previo".


5 de febrero

En busca del placer


"Y tanto sufrimiento por estar, a veces sin ni siquiera saber, a la caza de placeres. No sé cómo esperar que ellos vengan solos. Y es tan dramático: basta mirar en una boite a media luz a los otros: la búsqueda del placer que no viene solo y de sí mismo. La búsqueda del placer me ha sido como agua mala: pego la boca y siento el pico herrumbrado, caen dos gotas de agua tibia: es el agua seca. No, antes el sufrimiento legítimo que el placer forzado".


Darse por fin


"El placer es abrir las manos y dejar correr sin avaricia el pleno vacío que encarnizadamente se estaba prendiendo. Y de súbito el sobresalto: ¡ah, abrí las manos y el corazón, y no estoy perdiendo nada! Y el susto: ¡despierta, pues existe el peligro de que el corazón esté libre!

Hasta que se percibe que en ese explayarse está el muy peligroso placer de ser. Pero llega una seguridad extraña: siempre ha de tenerse que gastar. No tener, pues, avaricia con ese vacío pleno: gastarlo".







Hay un tipo de llanto bueno y hay otro malo. El malo es aquel en el que las lágrimas corren sin parar y, sin embargo, no dan alivio. Sólo escurren y se agotan. Una amiga, entonces, me preguntó si no sería ese llanto como el de un niño con la angustia del hambre. Sí. Cuando se está cerca de ese tipo de llanto, es mejor buscar contenerse: no servirá de nada.Es mejor intentar hacerse fuerte y enfrentar. Es difícil, pero aun menos que ir quedando exangüe hasta el punto de empalidecer. Pero no siempre es necesario hacerse fuerte. Tenemos que respetar nuestra debilidad. Entonces, son lágrimas suaves, de una tristeza legítima a la que tenemos derecho. Ellas corren despacio y cuando pasan por los labios se siente ese gusto salado, límpido, producto de nuestro dolor más profundo. Que el hombre llore, conmueve. Él, el luchador, reconoció su lucha a veces inútil. Respeto mucho al hombre que llora. Yo vi a un hombre llorar".

(Descubrimientos. Crónicas Inéditas)


***


11 de mayo de 1968

Las tres experiencias

[…]
Y nací para escribir. La palabra es mi dominio sobre el mundo. Yo tuve desde la infancia varias vocaciones que me llamaban ardientemente. Una de las vocaciones era escribir. Y no sé por qué, fue ésta la que seguí. Tal vez porque para las otras vocaciones necesitaría un largo aprendizaje, mientras para escribir el aprendizaje es la propia vida viviendo en nosotros y alrededor de nosotros. Es que no sé estudiar. Y, para escribir, el único estudio es el escribir mismo. Me adiestré desde los siete años de edad para tener un día la lengua en mi poder. Y, sin embargo, cada vez que voy a escribir, es como si fuera la primera vez. Cada libro mío es un estreno penoso y feliz. Esta capacidad de renovarme toda a medida que el tiempo pasa es lo que yo llamo vivir y escribir.







[…]
Siempre me quedará amar. Escribir es algo tremendamente fuerte pero que me puede traicionar y abandonar: puedo un día sentir que ya escribí lo que es mi parte en este mundo y que debo aprender también a parar. En escribir no tengo ninguna garantía.
[…]
Quiero renacer siempre. Y en la próxima reencarnación voy a leer mis libros como una lectora común e interesada, y no sabré que en esta reencarnación fui yo quien los escribió.
Me está faltando un aviso, una señal. ¿Llegará como intuición? ¿Vendrá al abrir un libro? ¿Vendrá esta señal cuando yo me encuentre escuchando música?
Una de las cosas más solitarias que conozco es carecer de la premonición.


(Descubrimientos. Crónicas Inéditas)







Tanta mansedumbre


" Pues en la hora oscura, tal vez la más oscura, en pleno día, ocurrió esa cosa que no quiero siquiera intentar definir. En pleno día era noche, y esa cosa que no quiero todavía definir es una luz tranquila dentro de mí, y la llamaría alegría, alegría mansa. Estoy un poco desorientada como si me hubieran arrancado el corazón, y en lugar de él estuviera ahora la súbita ausencia, una ausencia casi palpable de lo que antes era un órgano bañado de oscuridad, de dolor. No estoy sintiendo nada. Pero es lo contrario del sopor. Es un modo más leve y más silencioso de existir.

Pero también estoy inquieta. Yo estaba organizada para consolarme de la angustia y del dolor. Pero cómo es que me arreglo con esa simple y tranquila alegría. Es que no estoy acostumbrada a no necesitar de mi propio consuelo. La palabra consuelo me llegó sin sentir, y no lo noté, y cuando fui a buscarla, ella se había transformado ya en carne y espíritu, ya no existía más como pensamiento.

Voy entonces a la ventana, está lloviendo mucho. Por hábito estoy buscando en la lluvia lo que en otro momento me serviría de consuelo. Pero no tengo dolor que consolar.

Ah, lo sé. Ahora estoy buscando en la lluvia una alegría tan grande que se torne aguda, y que me ponga en contacto con una agudeza que se parezca a la agudeza del dolor. Pero es una búsqueda inútil. Estoy frente a la ventana y sólo ocurre eso: veo con ojos benéficos la lluvia, y la lluvia me ve de acuerdo conmigo. Ambas estamos ocupadas en fluir. ¿Cuánto durará mi estado? Percibo que, con esta pregunta, estoy palpando mi pulso para sentir dónde está el latir dolorido de antes. Y veo que no está el latido de dolor.

Sólo eso: llueve y estoy mirando la lluvia. Qué simplicidad. Nunca creí que el mundo y yo llegáramos a este punto de acuerdo. La lluvia cae no porque me necesite, y yo la miro no porque necesite de ella. Pero nosotras estamos tan juntas como el agua de lluvia está ligada a la lluvia. Y no estoy agradeciendo nada. Si, después de nacer, no hubiera tomado involuntaria y forzadamente el camino que tomé, yo habría sido siempre lo que realmente estoy siendo: una campesina que está en un campo donde llueve. Sin siquiera dar las gracias a Dios o a la naturaleza. La lluvia tampoco da las gracias. No hay nada que agradecer por haberse transformado en otra. Soy una mujer, soy una persona, soy una atención, soy un cuerpo mirando por la ventana. Del mismo modo, la lluvia no está agradecida por no ser una piedra. Ella es la lluvia. Tal vez sea eso lo que se podría llamar estar vivo. No es más que esto, sólo esto: vivo. Y sólo vivo de una alegría mansa".


(Descubrimientos. Crónicas de Clarice Lispector (1920 Ucrania - 1977 Rio de Janeiro)







martes, 24 de mayo de 2016

DIANE ARBUS - FOTOGRAFÍAS INQUIETANTES Y POCO CONVENCIONALES


"La fotografia es un secreto que habla de un secreto. Cuanto mas te dice, menos te enteras". (Diane Arbus)







Diane Arbus, (Nueva York, 14 de marzo de 1923 - Greenwich, 26 de julio de 1971) trabajaba como ama de casa y asistente de su marido, pero su rol dentro de los parámetros preestablecidos por la sociedad la hacían oscilar entre etapas de depresión profunda, miedos y represiones: se sentía rara circulando dentro de esa vida, detestaba la cuidada imagen publicitaria, el mundo de la alta sociedad y el show business. Pasados los 30 años comenzó a sentir que tenía que ser fiel a si misma, que debía plasmar su mirada, su ser interior.

Para Arbus, probar la autenticidad de la realidad y lo fantástico era entender su labor y lograr su visión artísica, como registrar misterios. Su fotografía introduce ambigüedad, haciendo de ello un movimiento más objetivo; la unificación de lo opuesto. Para ella, "la cámara poseía una habilidad para ver las cosas bien: trazar desde lo antiguo para traer y destacar el presente". 

Sus retratos revelan una verdad psicólogica; hologramas de memorias viscerales que Arbus mantuvo en secreto. Su fotografía es invisible ante la cotidianidad, convirtiendo la realidad en un hogar místico para aquellos freaks que ella retrataba.

Sus fotografías siempre en blanco y negro, su logro fue hacer que los personajes miraran directo a la cámara para que el flash revelara sus imperfecciones. Y aquello que en la oscuridad simula normalidad al contacto con la luz horroriza. Su intención era producir en el espectador "temor y vergüenza". 


Fotografía tomada en un hospital psiquiátrico - Diane Arbus



Mi querida, me pregunto si antes del fin 

pensaste en aquel juego de niños 

al que seguramente jugaste, en el que 

corres por encima del estrecho muro de un jardín 

imaginando que es la cima de una montaña 

con insondables precipicios a ambos lados 

y cuando sentiste que perdías el equilibrio 

saltaste, porque temías caer, y pensaste 

sólo un instante: Es ahora cuando muero. 

Eso fue hace una vida. Ahora ya no estás. 

Te negaste a seguir jugando el juego de los adultos 

en el que, manteniendo el equilibrio en la cima que corona la oscuridad, 

se sigue corriendo sin mirar hacia abajo 

y nunca se salta por temor a caer. 



*.- Howard Nemerov (Para D., muerta por su propia mano)

Poema que Howard Nemerov le hizo a su hermana Diane Arbus.



Fotografía tomada en un hospital psiquiátrico - Diane Arbus


Diane Arbus era fotógrafa, un alma sensible y con frecuentes depresiones, ella a sí misma se llamaba "rara", pensaba que no cuadraba en la sociedad en que vivía. 

Mostraba los secretos de otras personas pero a la vez mostraba los propios. La fotografía fue una manera de luchar contra sus fantasmas. Estaba atrapada por la Diane que debía ser y aquella que quería ser. Era capaz de cruzar la linea e ir más allá de la normalidad pero siempre acompañada con su cámara. 

Se suicidó a la edad de 48 años, cortándose las venas. 



Os dejo algunas de sus fotografías que más me han gustado:




















lunes, 23 de mayo de 2016

ERNESTINA DE CHAMPOURCÍN - VIDA Y POEMAS - Una mujer relegada a un segundo plano por ser mujer en la generación del 27

" Soledades que cercan con límites de hierro
la expansión luminosa y frágil de mi vida.
¡Rompe tú las amarras que me retienen, muda,
en el hueco sombrío de mi rincón doliente!.."


Edward Hopper

* SOLEDAD

Todos van, todos saben
sólo yo no sé nada.

Sólo yo me he quedado
abstraída y lejana,
soñando realidades,
recogiendo distancias.

Cada pájaro sabe
qué sombra da su rama,
cada huella conoce
el pie que la señala.

No hay sendero sin pasos
ni jazmines sin tapia
¡Sólo yo me he quedado
en la brisa enredada!

Sólo yo me he perdido
en un vuelo sin alas

por poblar soledades
que en el cielo lloraban.

Sólo yo no alcancé
lo que todos alcanzan

por mecer un lucero
a quien nadie besaba.


Ernestina de Champourcin, poeta española nacida en Vitoria, Alava, en 1905 y que murió en Madrid en 1999, retirada y olvidada por todos.

Es otra de las poetas olvidadas, pérdidas para el presente de la generación del 27. Mujer de otro poeta Juan José Domenchina y hombre de Manuel Azaña, su secretario durante la guerra.
Otra mujer poeta relegada a segundo o tercer plano por ser mujer en la generación del 27.


Ganó el premio Euskadi de literatura en castellano por su obra Antología Poética.

Una mujer soñadora, creativa y con una sensibilidad especial, tanto que a los 86 años de edad escribió poemas como este:

"Y se va marchitando la caja de las rosas;
no tiene quien las saque y las lleve al camino.
Un airón de perfume se nos quiebra en las manos
mientras algo se muere y nace al mismo tiempo.

Se nos frustró la cita con aquella fragancia
de tan pura, invisible, ese ramo de brisa
que apenas huele a nada
y que agavilla en sí todo el amor del mundo.

Hay cosas que no son, pero que siguen siendo
gozo, nostalgia, fronda que nunca hemos plantado,
hermosura secreta que sólo fue latido".

Adquirió gran prestigio como crítica en diversos periódicos y publicaciones literarias, y autores como Alberti, Aleixandre o Guillén le confiaban sus poemarios para que los reseñara. 

Más en apenas unos años, la que parecía tener todos los visos de convertirse en una carrera literaria prolífica y exitosa, se vio truncada y relegada a un segundo plano por los avatares políticos de la convulsa España de los años treinta.

En 1939, cuando la Guerra Civil española se aproximaba a su fin, Champourcín, junto a Domenchina, con quien había contraído matrimonio en los albores del conflicto fratricida, cruzó la frontera francesa. La pareja, ambos republicanos y de izquierdas, emprendían un periplo por Toulouse y París, desde donde pusieron rumbo a México, invitados por el diplomático y escritor mexicano Alfonso Reyes, fundador y director de la Casa de España.

Poco a poco su actividad creativa se resintió (habrían de pasar casi dos décadas hasta su siguiente libro): necesitaba de una dedicación remunerada para sobrevivir. Cuando Daniel Cosío Villegas, historiador y ensayista mexicano, supo de las dificultades que atravesaba el matrimonio, les ofreció colaborar como traductores en el Fondo de Cultura Económica, editorial que había fundado en 1934. Comenzaba así el quehacer traductor de Champourcín —«para ganarme la vida», reconocía— que, a lo largo de cuarenta años, produjo una larga lista de más de cincuenta libros de literatura, historia, biografía, sociología y etnografía que la autora vertía desde el inglés, francés y portugués. El primer encargo fue una biografía de Voltaire en 1941.

La cultura hispánica a ambos lados del Atlántico se enriqueció con las aportaciones de Champourcín y otros muchos. Gracias a ellos llegaba a España la voz de los desterrados. La labor traductora de la escritora alavesa tendió un puente cultural con el que el adormilado país franquista comenzó a despertar. Regresó en 1972 a un Madrid muy alejado de sus recuerdos. Nacía así un nuevo exilio.


Partes del texto son de:





martes, 17 de mayo de 2016

FERDINAND HODLER - PINTOR SUIZO SIMBOLISTA


El símbolo abre puertas. Y los simbolistas lo sabían. Tomaron símbolos universales: el amor, la muerte, la soledad, el más allá.. y les dieron formas. Cada forma debía sugerir un río de sensaciones, debían tocar lo profundo y despertar una pequeña exaltación en el alma del espectador o levantar una montaña de misterios o llevarle al por qué de su propia existencia. La imagen ya no reproduce; ahora evoca.

La palabra simbolista proviene del mundo literario; el primero en usarla fue Jean Moréas, en "Un manifiesto literario" (1886), donde define al nuevo estilo como "enemigo de la enseñanza, la declamación, la falsa sensibilidad, la descripción objetiva".


Detalle de La Nuit


Su obra más conocida es La nuit (1891), en la que Ferdinand, con un rostro espantado, observa como la muerte se coloca encima de su cuerpo desnudo.


Autorretrato-1891
Ferdinand Hodler (Berna, 1853 - Ginebra 1918) fue considerado en su tiempo como el pintor más importante con el que había contando Suiza hasta entonces. 

Una tremenda angustia vital salpica la mente de la mayoría de los artistas, un sentimiento universal que puede producir desvelos eternos, hasta que la vida se acabe, claro. 

Considerado uno de los principales pintores del simbolismo centroeuropeo de finales del siglo XIX, el arte del suizo Ferdinand Hodler estuvo determinado por una concepción del mundo personal dominada por los principios de simetría y ritmo. 

De origen humilde y huérfano desde temprana edad, comenzó su formación en 1868 de la mano del pintor de vistas de su país natal, Ferdinand Sommer. 

En 1871 se trasladó a Ginebra para estudiar en la École des Beaux-Arts, donde comenzó a exponer obras en las que predominaban las representaciones de la clase trabajadora.


En 1878 viajó a Madrid y estudió a los grandes maestros del Museo del Prado. Tras su regreso a Suiza, conoció las tendencias simbolistas de la pintura francesa gracias al poeta Louis Duchosal. 

Sus obras a partir de entonces reforzaron este aspecto y se centraron en representar estados mentales y las principales preocupaciones filosóficas del ser humano.

A partir de la década de 1890 comenzó a practicar el Art-Nouveau, y desarrolló su propio estilo, al que denominó Paralelismo, caracterizado por agrupar de forma simétrica sus figuras que se disponían en posturas que querían insinuar un ritual o danza.

En 1889, Hodler se casó con Berthe Jacques. En 1914 condenó las atrocidades alemanas que usaron artillería en Reims. Como represalia, los museos de arte alemanes excluyeron la obra de Hodler.

En 1900 participó en la Secession berlinesa, en 1903 en la Secession de Múnich y un año más tarde expuso sus obras junto a las de Edvard Munch y Axel Gallén en la Secession de Viena

La Secesión Vienesa, movimiento artístico vienés, nacido en 1897, encabezado por Klimt y que agrupaba artistas como Otto Wagner, Koloman Moser, Ferdinand Hodler y Joseph Maria Olbrich. Todos estos artistas pertenecían a la Asociación de los Artistas de las Artes Visuales de Austria y decidieron romper con el academicismo imperante en el momento, es decir, con la pautas establecida.

Recordemos que la época en que se instaura este movimiento es la conocida como Belle Époque, momento en el cual Europa vive una gran fe en la ciencia y la tecnología, desarrollo del capitalismo, expansión del imperialismo y un positivismo generalizado.

En los últimos años de su vida terminó por convertirse en uno de los más innovadores muralistas de la época con trabajos como los que realizó para la Universidad de Jena en 1907 o el Ayuntamiento de Hannover en 1911.





Murió en Ginebra en 1918.






Sus pinturas que más me gustan:


























" El arte es largo y el tiempo es corto ". Charles Baudelaire