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lunes, 28 de agosto de 2017

CHARLES CAMOIN - PINTOR FAUVISTA, TODO UN BARULLO DE COLOR

Charles Camoin - Marsella 1879 - París 1965













 








Su mujer Lola














Charles Camoin ingresó a los dieciséis años en la École des Beaux-Arts de Marsella, al tiempo que estudiaba Comercio. 
Tras ser premiado por un dibujo, su madre le impulsó a marchar a París e ingresar en el estudio de Gustave Moreau
Allí, en 1898, coincidió con Manguin, Marquet, Matisse, Puy y Rouault, artistas todos ellos que varios años más tarde compondrían el núcleo del grupo fauve. Tras la muerte de Moreau aquel mismo año, Camoin pintó a menudo junto a Marquet en las calles de París.

Llamado a filas en 1900, Camoin se trasladó a Arlés, donde pintó algunos lugares célebres de la obra de Van Gogh y Gauguin. Al año siguiente fue destinado a Aix-en-Provence, donde trabó amistad con Cézanne, cuyo ejemplo habría de atemperar sus efusiones coloristas. Desde los años 1903-1904 Camoin participó en el Salon des Indépendants y en el Salon d'Automne. El mismo año de 1904 conoció a Monet en Giverny y celebró su primera individual en la Galerie Berthe Weill. Camoin presentó varias obras en la célebre cage aux fauves del Salon d'Automnede 1905, aunque los propios comentaristas de la muestra señalaron su mayor moderación cromática respecto a sus compañeros, fruto de una aproximación intuitiva y no sistemática a los postulados del fauvismo. De esa época es su Retrato de Albert Marquet (1904-1905), considerado su obra maestra.

El progresivo agotamiento del Fauvismo y la aparición de nuevas corrientes artísticas, como el Cubismo, sumió a Camoin en una profunda crisis artística que se saldaría con la destrucción de más de ochenta cuadros de su «período negro» en 1913. 

Ese mismo año Camoin viajó a Marruecos junto a Matisse, recuperando la alegría de pintar y la luminosidad de su paleta. Tras la Primera Guerra Mundial, Camoin visitó el taller de Auguste Renoir en Cagnes-sur-Mer, desarrollando a partir de entonces un estilo más colorista y voluptuoso. En 1920 Camoin contrajo matrimonio con Charlotte Prost (Lola). Juntos, vivieron en París y Saint-Tropez, donde Camoin siguió pintando paisajes, figuras y bodegones. Murió en París el 20 de mayo de 1965.

Juan Á. López-Manzanares

Biografía:


Recordatorio:


(El fauvismo es un movimiento pictórico francés de principios del siglo XX. El nombre de «fauves» (fieras en español) fue dado por el crítico francés Louis Vauxcelles a un grupo pintores (Henri Matisse, Maurice de Vlaminck, André Derain, Albert Marquet, Charles Camoin, Henri-Charles Manguin, Otho Friesz, Jean Puy, Louis Valtat, Georges Rouault, Raoul Dufy, Georges Braque, y Kees van Dongen), cuyas obras escandalizan en el Salón de otoño de París de 1905, a causa de la «salvaje» violencia expresiva del color, aplicada en tonos puros. 

La formación del fauvismo se remonta al periodo comprendido entre 1894 y 1897, cuando Manguin, Matisse, Camoin y Marquet se encuentran en el taller de Gustave Moreau en la Escuela de Bellas Artes de París: las acuarelas del maestro, con manchas de color libremente dispuestas, y la línea en arabesco de sus bocetos constituyen una primera contribución a la formación pictórica de los futuros “fauvistas”.)



sábado, 26 de agosto de 2017

WALT WHITMAN - NUEVO FRAGMENTO DE CANTO A MÍ MISMO



Walt Whitman

"La mesa está dispuesta para que todos coman, aquí está la carne para el sano apetito,
La misma para todos: para el justo y el malo, a todos he invitado,
Nadie se verá olvidado y nadie es excluido.
La concubina, el parásito, el ladrón, están invitados,
El esclavo de labios gruesos está invitado, y lo está el sifilítico,
Y no habrá distinciones entre ellos y el resto.
Este es el roce de una tímida mano, el natural aroma de un cabello flotante,
El beso de mis labios en los tuyos, el jadear anhelante,
Este es el abismo y la cima lejana que reflejan mi rostro,
Mi fusión voluntaria con todos y mi huida.
¿Crees que tengo una intención escondida?
Pues es cierto: la tengo, como la tienen las lluvias de abril, la mica de las rocas.
¿Crees que quiero asombrarte?
¿Asombra acaso el día? ¿Asombra acaso el temprano astro rojo que titila en el bosque?
¿Asombro yo más que ellos?
Esta es la hora de mis confidencias,
No se las haría a cualquiera, pero a ti sí te las haré.."


****

*.- Nuevo fragmento de "Canto a mí mismo", que conmueve igual que el resto del libro.


(Pintura de Pierre-Auguste Renoir, "Almuerzo de remeros, 1881)



jueves, 24 de agosto de 2017

EL MUNDO VA DEPRISA - ALBERT CAMUS





"(...) Para nosotros la cosa es sencilla: será la utopía o la guerra, tal como esta nos la preparan unos métodos de pensamiento caducos. El mundo tiene que elegir hoy entre el pensamiento político anacrónico y el pensamiento utópico. El pensamiento anacrónico nos está matando. Por muy desconfiados que seamos (y que lo sea yo), el espíritu de la realidad nos obliga a volver, pues, a esta utopía relativa. Cuando ella haya vuelto a entrar en la historia, como otras muchas utopías del mismo género, los hombres no imaginarán ya otra realidad".



Albert Camus, "El mundo va deprisa", À Combat, 27 de noviembre de 1946







ALDUS HUXLEY - PRÓLOGO DE UN MUNDO FELIZ






UN MUNDO FELIZ

(Aldus Huxley)



PRÓLOGO

El remordimiento crónico, y en ello están acordes todos los moralistas, es un sentimiento sumamente indeseable. Si has obrado mal, arrepiéntete, enmienda tus yerros en lo posible y encamina tus esfuerzos a la tarea de comportarte mejor la próxima vez. Pero en ningún caso debes entregarte a una morosa meditación sobre tus faltas. Revolcarse en el fango no es la mejor manera de limpiarse.

En el futuro, la maldad debe ser perseguida, reconocida, y, en lo posible, evitada. Llorar sobre los errores literarios de veinte años atrás, intentar enmendar una obra fallida para darle la perfección que no logró en su primera ejecución, perder los años de la madurez en el intento de corregir los pecados artísticos cometidos y legados por esta persona ajena que fue uno mismo en la juventud, todo ello, sin duda, es vano y fútil. 

De aquí que este nuevo UN MUNDO FELIZ sea exactamente igual al viejo. Sus defectos como obra de arte son considerables; mas para corregirlos debería haber vuelto a escribir el libro, y al hacerlo, como un hombre mayor, como otra persona que soy, probablemente hubiese soslayado no sólo algunas de las faltas de la obra, sino también algunos de los méritos que poseyera originalmente. Así, resistiéndome a la tentación de revolcarme en los remordimientos artísticos, prefiero dejar tal como está lo bueno y lo malo del libro y pensar en otra cosa.

(...) En la actualidad nos hallamos en la primera fase de lo que quizá sea la penúltima revolución. Su próxima fase puede ser la guerra atómica, en cuyo caso no vale la pena de que nos preocupemos por las profecías sobre el futuro. Pero cabe en lo posible que tengamos la cordura suficiente, si no para dejar de luchar unos con otros, al menos para comportarnos tan racionalmente como lo hicieron nuestros antepasados del siglo XVIII. Los horrores inimaginables de la Guerra de los Treinta Años enseñaron realmente una lección a los hombres, y durante más de cien años los políticos y generales de Europa resistieron conscientemente la tentación de emplear sus recursos militares hasta los límites de la destrucción o (en la mayoría de los casos) para seguir luchando hasta la total aniquilación del enemigo. Hubo agresores, desde luego, ávidos de provecho y de gloria; pero hubo también conservadores, decididos a toda costa a conservar intacto su mundo. Durante los últimos treinta años no ha habido conservadores; sólo ha habido radicales nacionalistas de derecha y radicales nacionalistas de izquierda.

(...) Suponiendo, pues, que seamos capaces de aprender tanto de Hiroshima como nuestros antepasados de Magdeburgo, podemos esperar un período, no de paz, ciertamente, pero sí de guerra limitada y sólo parcialmente ruinosa. 

Durante este período cabe suponer que la energía nuclear estará sujeta al yugo de los usos industriales. El resultado de ello será, evidentísimamente, una serie de cambios económicos y sociales sin precedentes en cuanto a su rapidez y radicalismo. 

Todas las formas de vida humana actuales estarán periclitadas y será preciso improvisar otras nuevas formas adecuadas al hecho -no humano- de la energía atómica. Procusto moderno, el científico nuclear preparará el lecho en el cual deberá yacer la Humanidad; y si la Humanidad no se adapta al mismo..., bueno, será una pena para la Humanidad. Habrá que forcejear un poco y practicar alguna amputación, la misma clase de forcejeo y de amputaciones que se están produciendo desde que la ciencia aplicada se lanzó a la carrera; sólo que esta vez, serán mucho más drásticos que en el pasado. 

Estas operaciones, muy lejos de ser indoloras, serán dirigidas por gobiernos totalitarios sumamente centralizados. Será inevitable; porque el futuro inmediato es probable que se parezca al pasado inmediato, y en el pasado inmediato los rápidos cambios tecnológicos, que se produjeron en una economía de producción masiva y entre una población predominantemente no propietaria, han tendido siempre a producir un confusionismo social y económico. Para luchar contra la confusión el poder ha sido centralizado y se han incrementado las prerrogativas del Gobierno. Es probable que todos los gobiernos del mundo sean más o menos enteramente totalitarios, aun antes de que se logre domesticar la energía atómica; y parece casi seguro que lo serán durante el progreso de domesticación de dicha energía y después del mismo.


Desde luego, no hay razón alguna para que el nuevo totalitarismo se parezca al antiguo. 

El Gobierno, por medio de porras y piquetes de ejecución, hambre artificialmente provocada, encarcelamientos en masa y deportación también en masa no es solamente inhumano (a nadie, hoy día, le importa demasiado este hecho); se ha comprobado que es ineficaz, y en una época de tecnología avanzada la ineficacia es un pecado contra el Espíritu Santo. 

Un Estado totalitario realmente eficaz sería aquel en el cual los jefes políticos todopoderosos y su ejército de colaboradores pudieran gobernar una población de esclavos sobre los cuales no fuese necesario ejercer coercción alguna por cuanto amarían su servidumbre. 

Inducirles a amarla es la tarea asignada en los actuales estados totalitarios a los Ministerios de Propaganda, los directores de los periódicos y los maestros de escuela. 

Pero sus métodos todavía son toscos y acientíficos. La antigua afirmación de los jesuitas, según los cuales si se encargaban de la educación del niño podían responder de las opiniones religiosas del hombre, fue dictada más por el deseo que por la realidad de los hechos. Y el pedagogo moderno probablemente es menos eficiente en cuanto a condicionar los reflejos de sus alumnos de lo que lo fueron los reverendos padres que educaron a Voltaire. 

Los mayores triunfos de la propaganda se han logrado, no haciendo algo, sino impidiendo que ese algo se haga. Grande es la verdad, pero más grande todavía, desde un punto de vista práctico, el silencio sobre la verdad. 

Por el simple procedimiento de no mencionar ciertos temas, la propaganda totalitarista ha influido en la opinión de manera mucho más eficaz de lo que lo hubiese conseguido mediante las más elocuentes denuncias y las más convincentes refutaciones lógicas. 

Pero el silencio no basta. 

Si se quiere evitar la persecución, la liquidación y otros síntomas de fricción social, es preciso que los aspectos positivos de la propaganda sean tan eficaces como los negativos, en otras palabras, el problema de lograr que la gente ame su servidumbre. 





El amor a la servidumbre sólo puede lograrse como resultado de una revolución profunda, personal, en las mentes y los cuerpos humanos. 

Para llevar a cabo esta revolución necesitamos, entre otras cosas, los siguientes descubrimientos e inventos. 

En primer lugar, una técnica mucho más avanzada de la sugestión, mediante el condicionamiento de los infantes y, más adelante, con la ayuda de drogas, tales como la escopolamina. 

En segundo lugar, una ciencia, plenamente desarrollada, de las diferencias humanas, que permita a los dirigentes gubernamentales destinar a cada individuo dado a su adecuado lugar en la jerarquía social y económica. (Las clavijas redondas en agujeros cuadrados tienden a alimentar pensamientos peligrosos sobre el sistema social y a contagiar su descontento a los demás.) 

En tercer lugar (puesto que la realidad, por utópica que sea, es algo de lo cual la gente siente la necesidad de tomarse frecuentes vacaciones), un sustitutivo para el alcohol y los demás narcóticos, algo que sea al mismo tiempo menos dañino y más placentero que la ginebra o la heroína. 

Y finalmente (aunque éste sería un proyecto a largo plazo, que exigiría generaciones de dominio totalitario para llegar a una conclusión satisfactoria), un sistema de eugenesia a prueba de tontos, destinado a estandardizar el producto humano y a facilitar así la tarea de los dirigentes. 






En UN MUNDO FELIZ esta uniformización del producto humano ha sido llevada a un extremo fantástico, aunque quizá no imposible.  

En cuanto a los restantes rasgos característicos de este mundo más feliz y más estable -los equivalentes del soma, la hipnopedia y el sistema científico de castas-, probablemente no se hallan más que a tres o cuatro generaciones de distancia. Ya hay algunas ciudades americanas en las cuales el número de divorcios iguala al número de bodas. 

Dentro de pocos años, sin duda alguna, las licencias de matrimonio se expenderán como las licencias para perros, con validez sólo para un período de doce meses, y sin ninguna ley que impida cambiar de perro o tener más de un animal a la vez. 

A medida que la libertad política y económica disminuye, la libertad sexual tiende, en compensación, a aumentar. Y el dictador (a menos que necesite carne de cañón o familias con las cuales colonizar territorios desiertos o conquistados) hará bien en favorecer esta libertad. 

En colaboración con la libertad de soñar despiertos bajo la influencia de los narcóticos, del cine y de la radio, la libertad sexual ayudará a reconciliar a sus súbditos con la servidumbre que es su destino.


Sopesándolo todo bien, parece como si la Utopía se hallara más cerca de nosotros de lo que nadie hubiese podido imaginar hace sólo quince años. Entonces, la situé para dentro de seiscientos años en el futuro. Hoy parece posible que tal horror se implante entre nosotros en el plazo de un solo siglo. Es decir, en el supuesto de que sepamos reprimir nuestros impulsos de destruirnos en pedazos en el entretanto. Ciertamente, a menos que nos decidamos a descentralizar y emplear la ciencia aplicada, no como un fin para el cual los seres humanos deben ser tenidos como medios, sino como el medio para producir una raza de individuos libres, sólo podremos elegir entre dos alternativas: o cierto número de totalitarismos nacionales, militarizados, que tendrán sus raíces en el terror que suscita la bomba atómica, y, en consecuencia, la destrucción de la civilización (o, si la guerra es limitada, la perpetuación del militarismo); o bien un solo totalitarismo supranacional cuya existencia sería provocada por el caos social que resultaría del rápido progreso tecnológico en general y la revolución atómica en particular, que se desarrollaría, a causa de la necesidad de eficiencia y estabilidad, hasta convertirse en la benéfica tiranía de la Utopía. Usted es quien paga con su dinero, y puede elegir a su gusto.


*******


Aldous Leonard Huxley nació el 26 de julio de 1894 en Godalming, Surrey, Inglaterra. Fue un reconocido escritor británico y miembro de una importante familia de intelectuales en el Reino Unido.

En 1932 publicó su gran obra, Un mundo feliz, tal vez su libro más importante y uno de los que lo hizo más conocido: una ficción futurista de carácter visionario y pesimista de una sociedad regida por un sistema de castas, y donde imagina una sustancia o droga llamada soma, utilizada con fines totalitarios.




*.- Os dejo el link del libro entero digital:







domingo, 20 de agosto de 2017

FIRME PROPÓSITO - MARGUERITE YOURCENAR

Edward Hopper, Summer Evening



Ni ampararse del día bajo el árbol de nieblas,
Ni morder el verano en las frutas dormido,
Ni besar en los labios lentos de tinieblas
Al muerto evaporado y vano de haber sido.

Ni penetrar el centro del álgebra frío,
Ni en el vacío clavar la máscara infinita.
Ni sembrar el olvido en el glorioso río
Y derramar la nada en la tumba bendita.

Ni rozar, Amor mío, tu boca entregada,
Ni su deseo quemar sin la llama esperada,
Ni arrastrar en el cuerpo rendido la herida.

Ni rezar con las manos juntas de la pena,
Pero traer consigo en la noche serena
El hondo corazón donde sangró la vida.





MARGUERITE YOURCENAR




EL SUEÑO DE LA ESPOSA DEL PESCADOR - KATSUSHIKA HOKUSAI





El sueño de la esposa del pescador (蛸と海女 Tako to ama, Los pulpos y el ama) es una xilografía erótica perteneciente al género ukiyo-e realizada en 1814 por el artista japonés Katsushika Hokusai

Hokusai es uno de los artistas nipones más conocidos y valorados en occidente. 

Si bien, tradicionalmente lo que más se ha apreciado de su producción pictórica son sus dibujos de paisaje, no obstante realizó otro tipo de obras, entre ellas tres volúmenes de arte erótico o Shunga compuestos por numerosas imágenes de esa temática, tratadas con extraordinaria imaginación y también con exquisito realismo a la hora de retratar el cuerpo humano y las diferentes prácticas sexuales. 

Dentro de ese conjunto de obras se incluye esta del Sueño de la esposa del pescador.


Hokusai desarrolló una iconografía desarrollada durante el siglo XVIII alrededor de la leyenda de Taishokan. Siguiendo el ejemplo de artistas como Katsukawa Shunshô, Katsukawa Shunchô o Kitao Shigemasa, la obra de Hokusai muestra a una mujer entrelazada sexualmente junto a dos pulpos, el más pequeño de ellos envuelve con uno de sus tentáculos el pezón de la muchacha y la besa, mientras que el más grande practica un cunnilingus.

Hay que tener en cuenta el alto nivel de censura que existía por aquellos años en el Viejo Continente, mientras que los artistas orientales, y en este caso concreto en Japón, tenían una mayor libertad y menos complejos para tratar ciertos temas. 

En cambio, en tierras europeas la sociedad más tradicional era muy recatada en los asuntos sexuales, al menos públicamente. Más aún al tratarse de imágenes que tratan explícitamente temas tabús y considerados como altamente obscenos como eran las prácticas de sexo oral o incluso la representación del vello púbico en el cuerpo femenino.
Hokusai creó El Sueño de la Esposa del Pescador durante el período Edo, cuando resurgía el shintoísmo; esto tuvo influencias sobre el animismo y sobre la actitud pícara ante la sexualidad en la obra. 



Es un célebre ejemplo de shunga y ha sido recompuesto por numerosos artistas japoneses y temas similares de humanos teniendo relaciones sexuales con animales marinos se han manifestado desde el siglo XVII en los netsuke japoneses, pequeñas estatuas esculpidas de unos pocos centímetros de alto y a menudo muy elaboradas. Igualmente, a partir de finales del siglo XIX, gracias al desarrollo del japonismo, artistas europeos como Rodin y Picasso realizaron nuevas versiones eróticas de esta obra de Hokusai.


"La visión de una obra erótica, realizada por un
artista de verdadero talento, me indujo a oscuros
descensos al fondo de las almas".  Picasso


Hokusai nació en Edo en 1760. Se desconoce quiénes fueron sus padres, ya que a una edad muy temprana, cuando sólo tenía tres años, fue adoptado por la familia Nakajima. Con decenas de miles de dibujos, la obra de Hokusai parece no tener límites; su diversidad, además, no tiene parangón. Diversidad de formatos, técnicas y temáticas. 

La vida de este artista, llena de anécdotas, está sembrada de pequeñas y grandes obras, así como también de demostraciones públicas de su talento: ni un grano de arroz ni una tela de dimensiones colosales podía resistirse a las manos de un pintor de su talla.







www.katsushikahokusai.org/ (su página web con todas sus obras)

(Entrada que hice en el verano del 2011 y que actualizo hoy)


jueves, 17 de agosto de 2017

MEMORIAS DEL SUBSUELO - FIÓDOR DOSTOYEVSKI


Libro que acabo de leer y que, aunque me ha producido un estado de inquietud bastante considerable, me ha gustado mucho.


Memorias del subsuelo – Editorial Sexto Piso. Ilustraciones de Jorge González.




Ver el mundo desde el subsuelo, hacer psicológicamente de espeleólogo en las profundidades del alma humana, he aquí una de las virtudes que más apasionan en el novelista ruso. El trasfondo de la realidad, la intimidad del hombre y la turbulencia de su época son tres aspectos de las Memorias del subsuelo que confirman los valores clásicos del novelista que conoció por experiencia los campos de Siberia.



También llamada "Apuntes del subsuelo", Dostoievski escribió esta ingente novela en momentos desafortunados de su vida: su mujer, por entonces, no hacía mucho que había muerto. Por si fuese poco, uno de sus hermanos pronto fallecería también. Todo esto le produjo un sinfín de transtornos y problemas emocionales, pero aparte se añadiría a estas adversidades su pésima situación laboral y económica, así como su adicción al juego.

Dicho esto, estableceremos que "Memorias del subsuelo" está compuesta por dos partes. La primera, denominada "La ratonera", es un conjunto de once capítulos cortos donde se nos aparece un protagonista con problemas no casualmente muy similares a los del autor: frustración, contratiempos crematísticos, actuaciones enfermizas, etc. Asimismo, este antihéroe es descrito como un ser marginado, inadaptado socialmente, que azuzado por el sentimiento de culpa, planeará vengarse del mundo, alzarse del subsuelo y rebelarse desde lo que hoy en día llamaríamos "el lado oscuro".

La segunda parte de "Memorias del subsuelo" es más extensa, y se hace una amplia reflexión de los sentimientos expuestos en "La ratonera". Esta parte, sin embargo, ha sido etiquetada de confusa, tan compleja que a menudo me he perdido, pero que aún así me ha emocionado. Algunos datos imprescindibles son la amistad con un compañero de la infancia o la relación con una prostituta.



Así empieza el primer capítulo, para abrir boca:



"Soy un enfermo. Soy un malvado. Soy un hombre desagradable. Creo que padezco del hígado. Pero no sé absolutamente nada de mi enfermedad. Ni siquiera puedo decir con certeza dónde me duele.
Ni me cuido ni me he cuidado nunca, pese a la consideración que me inspiran la medicina y los médicos. Además, soy extremadamente supersticioso... lo suficiente para sentir respeto por la medicina. (Soy un hombre instruido. Podría, pues, no ser supersticioso. Pero lo soy.) Si no me cuido, es, evidentemente, por pura maldad. Ustedes seguramente no lo comprenderán; yo sí que lo comprendo. Claro que no puedo explicarles a quién hago daño al obrar con tanta maldad. Sé muy bien que no se lo hago a los médicos al no permitir que me cuiden. Me perjudico sólo a mí mismo; lo comprendo mejor que nadie. Por eso sé que si no me cuido es por maldad. Estoy enfermo del hígado. ¡Me alegro! Y si me pongo peor, me alegraré más todavía. [...]


Me aventuro a calificar a Dostoievski como un autor increíblemente complicado, sobre todo por su mentalidad oscura, rebelde. Las reflexiones existenciales del autor me han cautivado en gran parte por su revelación de una vida frágil, entorpecida; esa existencia humana como tiempo limitado de decisión. Además, me ha deleitado especialmente los monólogos en los que el protagonista decide hacer aquello que no quiere. Se limita mucho la felicidad, y rehuye sus deseos, a veces lujuriosos, para enfrentarse al mundo y de alguna forma excusarse con algo como "yo no soy culpable de lo que pase, pues deshecho las dictaduras del mundo perverso que tanto me ha hundido; ahora, si las cosas acaecen de manera fatal, mis hados no serán mis consecuencias, y no tendrán fallo moral, pues en todo caso he intentado evitar lo que parecía la continua desdicha".



*.-Os dejo una descarga digital que a mí me ha funcionado muy bien. Me gusta más leer los libros libros, es decir, como toda la vida, me produce más placer, pero ahora ya todo el mundo se los descarga y lo leen digital, pues para ellos ahí va la descarga pdf:


Descarga pdf : http://www26.zippyshare.com/v/46540225/file.html


miércoles, 16 de agosto de 2017

CHARLES BUKOWSKI - EL GENIO DE LA MULTITUD


Todo un genio de ser humano, odiado y querido, da igual, no se puede negar que sus poemas remueven conciencias. "El genio de la multitud", se trata de uno de esos poemas incómodos, que desnuda a esta sociedad con verdades como templos.





Hay suficiente traición y odio,
violencia.

Necedad en el ser humano corriente
como para abastecer cualquier ejercito o cualquier
jornada.

Y los mejores asesinos son aquellos
que predican en su contra.

Y los que mejor odian son aquellos
que predican amor.

Y los que mejor luchan en la guerra
son (al final) aquellos que
predican
PAZ.

Aquellos que hablan de Dios.

Necesitan a Dios
Aquellos que predican paz
No tienen paz.

Aquellos que predican amor
No tienen amor.

Cuidado con los predicadores
cuidado con los que saben.

Cuidado con
Aquellos que
Están siempre
Leyendo
Libros.

Cuidado con aquellos que detestan
la pobreza o están orgullosos de ella.

Cuidado con aquellos de alabanza rápida
pues necesitan que se les alabe a cambio.

Cuidado con aquellos que censuran con rapidez:
tienen miedo de lo que
no conocen.

Cuidado con aquellos que buscan constantes
multitudes; no son nada
solos.

Cuidado con
El hombre corriente
Con la mujer corriente
Cuidado con su amor.

Su amor es corriente, busca
lo corriente.

Al no ser capaces
de crear arte
no entenderán
el arte.

Considerarán su fracaso
como creadores
sólo como un fracaso
del mundo.

Al no ser capaces de amar plenamente
creerán que tu amor es
incompleto
y entonces te
odiarán.


Charles Bukowski 


viernes, 11 de agosto de 2017

HERMANN HESSE - LA FÁBULA DE LOS CIEGOS - CUENTOS CORTOS





Durante los primeros años del hospital de ciegos, como se sabe, todos los internos detentaban los mismos derechos y sus pequeñas cuestiones se resolvían por mayoría simple, sacándolas a votación. Con el sentido del tacto sabían distinguir las monedas de cobre y las de plata, y nunca se dió el caso de que ninguno de ellos confundiese el vino de Mosela con el de Borgoña. Tenían el olfato mucho más sensible que el de sus vecinos videntes. Acerca de los cuatro sentidos consiguieron establecer brillantes razonamientos, es decir que sabían de ellos cuanto hay que saber, y de esa manera vivían tranquilos y felices en la medida en que tal cosa sea posible para unos ciegos. 

Por desgracia sucedió entonces que uno de sus maestros manifestó la pretensión de saber algo concreto acerca del sentido de la vista. pronunció discursos, agitó cuanto pudo, ganó seguidores y por último consiguió hacerse nombrar principal del gremio de los ciegos. Sentaba cátedra sobre el mundo de los colores, y desde entonces todo empezó a salir mal. 

Este primer dictador de los ciegos empezó por crear un círculo restringido de consejeros, mediante lo cual se adueñó de todas las limosnas. A partir de entonces nadie pudo oponérsele, y sentenció que la indumentaria de todos los ciegos era blanca. Ellos lo creyeron y hablaban mucho de sus hermosas ropas blancas, aunque ninguno de ellos las llevaba de tal color. De modo que el mundo se burlaba de ellos, por lo que se quejaron al dictador. Éste los recibió de muy mal talante, los trató de innovadores, de libertinos y de rebeldes que adoptaban las necias opiniones de las gentes que tenían vista. Eran rebeldes porque, caso inaudito, se atrevían a dudar de la infalibilidad de su jefe. Esta cuestión suscitó la aparición de dos partidos. 

Para sosegar los ánimos, el sumo príncipe de los ciegos lanzó un nuevo edicto, que declaraba que la vestimenta de los ciegos era roja. Pero esto tampoco resultó cierto; ningún ciego llevaba prendas de color rojo. Las mofas arreciaron y la comunidad de los ciegos estaba cada vez más quejosa. El jefe montó en cólera, y los demás también. La batalla duró largo tiempo y no hubo paz hasta que los ciegos tomaron la decisión de suspender provisionalmente todo juicio acerca de los colores. 

Un sordo que leyó este cuento admitió que el error de los ciegos había consistido en atreverse a opinar sobre colores. Por su parte, sin embargo, siguió firmemente convencido de que los sordos eran las únicas personas autorizadas a opinar en materia de música.


La Fábula de los Ciegos (inspirada en Voltaire) Hermann Hesse - 1929




MARIO BENEDETTI - "QUE EL DOLOR NO ME APAGUE LA RABIA"


"Mire la calle.
¿Cómo puede usted ver
indiferente a ese gran río
de huesos, a ese gran río
de sueños, a ese gran río
de sangre, a ese gran río?"



Nicolás Guillén


Marianne von Werefkin


*HOMBRE QUE MIRA EL CIELO


Mientras pasa la estrella fugaz
acopio este deseo instantáneo
montones de deseos hondos y prioritarios
por ejemplo que el dolor no me apague la rabia
que la alegría no desarme mi amor
que los asesinos del pueblo se traguen
sus molares caninos e incisivos
y se muerdan juiciosamente el hígado
que los barrotes de las celdas
se vuelvan de azúcar o se curven de piedad
y mis hermanos puedan hacer de nuevo
el amor y la revolución
que cuando enfrentemos el implacable espejo
no maldigamos ni nos maldigamos
que los justos avancen
aunque estén imperfectos y heridos
que avancen porfiados como castores
solidarios como abejas
aguerridos como jaguares
y empuñen todos sus noes
para instalar la gran afirmación
que la muerte pierda su asquerosa puntualidad
que cuando el corazón se salga del pecho
pueda encontrar el camino de regreso
que la muerte pierda su asquerosa
y brutal puntualidad
pero si llega puntual no nos agarre
muertos de vergüenza
que el aire vuelva a ser respirable y de todos
y que vos muchachita sigas alegre y dolorida
poniendo en tus ojos el alma
y tu mano en mi mano

y nada más
porque el cielo ya está de nuevo torvo
y sin estrellas
con helicóptero y sin dios.


Marianne von Werefkin


*HOMBRE PRESO QUE MIRA A SU HIJO


Cuando era como vos me enseñaron los viejos
y también las maestras bondadosas y miopes
que libertad o muerte era una redundancia
a quien se le ocurría en un país
donde los presidentes andaban sin capangas.

Que la patria o la tumba era otro pleonasmo
ya que la patria funcionaba bien
en las canchas y en los pastoreos.

Realmente no sabían un corno
pobrecitos creían que libertad
era tan solo una palabra aguda
que muerte era tan solo grave o llana
y cárceles por suerte una palabra esdrújula.

Olvidaban poner el acento en el hombre.

La culpa no era exactamente de ellos
sino de otros más duros y siniestros
y estos sí
cómo nos ensartaron
en la limpia república verbal
cómo idealizaron
la vidurria de vacas y estancieros
y cómo nos vendieron un ejército
que tomaba su mate en los cuarteles.

Uno no siempre hace lo que quiere
uno no siempre puede
por eso estoy aquí
mirándote y echándote
de menos.

Por eso es que no puedo despeinarte el jopo
ni ayudarte con la tabla del nueve
ni acribillarte a pelotazos.

Vos ya sabés que tuve que elegir otros juegos
y que los jugué en serio.

Y jugué por ejemplo a los ladrones
y los ladrones eran policías.

Y jugué por ejemplo a la escondida
y si te descubrían te mataban
y jugué a la mancha
y era de sangre.

Botija aunque tengas pocos años
creo que hay que decirte la verdad
para que no la olvides.

Por eso no te oculto que me dieron picana
que casi me revientan los riñones
todas estas llagas, hinchazones y heridas
que tus ojos redondos
miran hipnotizados
son durísimos golpes
son botas en la cara
demasiado dolor para que te lo oculte
demasiado suplicio para que se me borre.

Pero también es bueno que conozcas
que tu viejo calló
o puteó como un loco
que es una linda forma de callar.

Que tu viejo olvidó todos los números
(por eso no podría ayudarte en las tablas)
y por lo tanto todos los teléfonos.

Y las calles y el color de los ojos
y los cabellos y las cicatrices
y en qué esquina
en qué bar
qué parada
qué casa.

Y acordarse de vos
de tu carita
lo ayudaba a callar.

Una cosa es morirse de dolor
y otra cosa es morirse de vergüenza.

Por eso ahora
me podés preguntar
y sobre todo
puedo yo responder.

Uno no siempre hace lo que quiere
pero tiene el derecho de no hacer
lo que no quiere.

Llora nomás botija
son macanas
que los hombres no lloran
aquí lloramos todos.

Gritamos, berreamos, moqueamos, chillamos, maldecimos
porque es mejor llorar que traicionar
porque es mejor llorar que traicionarse.

Llorá
pero no olvides.



Marianne von Werefkin


Otra noción de patria (fragmentos)
(...)

" .. Hay mañanas en que me desperezo
y cuando el pecho se me ensancha
y abro la boca como pez en el aire
siento que aspiro una tristeza húmeda
una tristeza que me invade entero
y que me deja absorto suspendido
y mientras ella lentamente se mezcla
con mi sangre y hasta con mi suerte
pasa por viejas y nuevas cicatrices
algo así como costuras mal cosidas
que tengo en la memoria en el estómago
en el cerebro en las coronarias
en un recodo del entusiasmo
en el fervor convaleciente
en las pistas que perdí para siempre
en las huellas que no reconozco
en el rumbo que oscila como un péndulo

y esa tristeza madrugadora y gris
pasa por los rostros de mis iguales.


Marianne von Werefkin

(...)
si quiero rescatarme
si quiero iluminar esta tristeza
si quiero no doblarme de rencor
ni pudrirme de resentimiento
tengo que excavar hondo
hasta mis huesos
tengo que excavar hondo en el pasado
y hallar por fin la verdad maltrecha
con mis manos que ya no son las mismas

pero no sólo eso
tendré que excavar hondo en el futuro
y buscar otra vez la verdad
con mis manos que tendrán otras manos

que tampoco serán ya las mismas
pues tendrán otras manos (...) .."






"Qué linda época aquella en que decíamos revolución."