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martes, 24 de marzo de 2020

EL SILENCIO PARA LOS POETAS, EL SILENCIO PARA HOPPER


"Hay dolores que se expresan callando". Eduardo Galeano




Edward Hopper





"Los amorosos callan.
El amor es el silencio más fino,
el más tembloroso, el más insoportable.

Los amorosos buscan,
los amorosos son los que abandonan,
son los que cambian, los que olvidan.

Su corazón les dice que nunca han de encontrar,
no encuentran, buscan.

Los amorosos andan como locos
porque están solos, solos, solos,
entregándose, dándose a cada rato,
llorando porque no salvan al amor..". Jaime Sabines




Edward Hopper



"Le tengo rabia al silencio
por lo mucho que perdí.
Que no se quede callado
quien quiera vivir feliz.
Un día monté a caballo
y en la selva me metí
y sentí que un gran silencio
crecía dentro de mí.
Hay silencio en mi guitarra
cuando canto el garabí
y lo mejor de mi canto
se queda dentro de mi". Atahualpa Yupanqui



Edward Hopper


"Silencio, ¿dónde llevas
tu cristal empañado
de risas, de palabras
y sollozos del árbol?
¿Cómo limpias, silencio,
el rocío del canto
y las manchas sonoras
que los mares lejanos
dejan sobre la albura
serena de tu manto?
¿Quién cierra tus heridas
cuando sobre los campos
alguna vieja noria
clava su lento dardo
en tu cristal inmenso?
¿Dónde vas si al ocaso
te hieren las campanas
y quiebran tu remanso
las bandadas de coplas
y el gran rumor dorado
que cae sobre los montes
azules sollozando?.." Federico García Lorca



Edward Hopper



"Me alejo en silencio como una cinta de seda
Paseante de arroyos
Todos los días me ahogo
En medio de plantaciones de plegarias
Las catedrales de mis ternuras cantan a la noche bajo el agua
Y esos cantos forman las islas del mar

Soy el paseante
El paseante que se parece a las cuatro estaciones

El bello pájaro navegante
Era como un reloj envuelto en algodón
Antes de volar me ha dicho tu nombre

El horizonte colonial está cubierto todo de cortinajes
Vamos a dormir bajo el árbol parecido a la lluvia". Vicente Huidobro



Edward Hopper


"Oh voz, única voz: todo el hueco del mar,
todo el hueco del mar no bastaría
todo el hueco del cielo,
toda la cavidad de la hermosura
no bastaría para contenerte,
y aunque el hombre callara y este mundo se hundiera
oh majestad, tú nunca,
tú nunca cesarías de estar en todas partes,
porque te sobra el tiempo y el ser, única voz,
porque estás y no estás, y casi eres mi Dios,
y casi eres mi padre cuando estoy más oscuro". Gonzalo Rojas




Edward Hopper


"Solo la sed
el silencio
ningún encuentro

cuídate de mí amor mío
cuídate de la silenciosa en el desierto
de la viajera con el vaso vacío
y de la sombra de su sombra". Alejandra Pizarnik




Edward Hopper


"Qué espléndida laguna es el silencio
allá en la orilla una campana espera
pero nadie se anima a hundir un remo
en el espejo de las aguas quietas". Mario Benedetti




Edward Hopper




"Oh, silencio, silencio… esta tarde es la tarde
en que la sangre mía ya no corre ni arde.

Oh silencio, silencio que se callan las aves,
se adormecen las flores, se detienen las naves.

Oh silencio, silencio que una estrella ha caído
dulcemente a la tierra, dulcemente y sin ruido.

Oh silencio, silencio que la noche se allega
y en mi lecho se esconde, susurra, gime y ruega.

Oh silencio, silencio… que el silencio me toca
y me apaga los ojos, y me apaga la boca.

Oh silencio, silencio… que la calma destilan
mis manos cuyos dedos lentamente se afilan…". Alfonsina Storni



Edward Hopper

"Mi casa tan lejos del mar
Mi vida tan lenta y cansada.
¡Quién me diera tenderme a soñar
una noche de luna en la playa!

Morder musgos rojizos y ácidos
y tener por fresquísima almohada
un montón de esos curvos guijarros
que ha pulido la sal de las aguas.

Dar el cuerpo a los vientos sin nombre
bajo el arco del cielo profundo
y ser toda una noche, silencio,
en el hueco ruidoso del mundo". Juana de Ibarbourou



Edward Hopper



"Oh, mi gentil señora, ¿no te asalta el espanto?
¿Cuál es, di, de tu ensueño el poderoso encanto?
debes de haber venido de los lejanos mares
a este jardín hermoso de troncos seculares.
Extraños son, mujer, tu palidez, tu traje,
y de tus largas trenzas el flotante homenaje;
Pero aún es más extraño el silencio solemne
en que envuelves tu sueño misterioso y perenne.
La dama gentil duerme. ¡Que duerman para el mundo!
Todo lo que es eterno tiene que ser profundo..". Edgar Allan Poe




Edward Hopper



"Y los silencios lo cantan todo, son la vida entera de cada uno resucitando, reconstruyéndose y requiriendo a la otra para completarse; son las existencias de ambos abrazándose en un trenzado de anhelos y esperanzas. Por eso tras de cada silencio fluyen las revelaciones...". José Luis Sampedro






"Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.

Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.

Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.

Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.

Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto. Pablo Neruda



Edward Hopper


"El silencio que queda entre dos palabras
no es el mismo silencio que envuelve una cabeza cuando cae,
ni tampoco el que estampa la presencia del árbol
cuando se apaga el incendio vespertino del viento.

Así como cada voz tiene un timbre y una altura,
cada silencio tiene un registro y una profundidad.
El silencio de un hombre es distinto del silencio de otro
y no es lo mismo callar un nombre que callar otro nombre.

Existe un alfabeto del silencio,
pero no nos han enseñado a deletrearlo.
Sin embargo, la lectura del silencio es la única durable,
tal vez más que el lector". Roberto Juarroz




Edward Hopper



"Después de unas cuantas voces
de amor, de dolor, de miedo,
que lanzamos en la vida,
nos reconquista el Silencio.

¡El gran silencio, que fue
antes de los vanos ecos
de este mundo, y que será
cuando cesen todos ellos!

¡Un Silencio sin fronteras
más que inmóvil, más que muerto,
definitivo reposo,
en cuyo inmutable seno
ya no se desgranará
el collar de los momentos
ilusorios y fugaces,
porque ya no habrá más Tiempo!

¡Descanso de la Energía,
que en sí misma recogiendo
su vibración creadora,
reabsorberá el universo!". Amado Nervo




Edward Hopper



La serenidad del silencio: Un lenguaje que corte el resuello. Rasante, tajante, cortante. Un ejército de sables. Un lenguaje de aceros exactos, de relámpagos afilados, de esdrújulos y agudos, incansables, relucientes, metódicas navajas. Un lenguaje guillotina. Una dentadura trituradora, que haga una masa del yotúélnosotrosvosotrosellos. Un viento de cuchillos que desgarre y desarraigue y descuaje y deshonre…". Octavio Paz





Edward Hopper



Acompaño estos silenciosos poemas con obras de Hopper, el poeta de la soledad, del silencio. Sus paisajes interiores están habitados por el vacío, por la soledad, por el frío y, sobre todo, por el silencio, ese silencio que ahoga las voces y los desgarrados gritos de un mundo que desaparece irremisiblemente. Ante nosotros aparece reflejado el estado de ánimo de un mundo agonizante, de una sociedad destruida por el aislamiento del egoísmo y la falta de comunicación.


"Goethe escribió que el propósito y finalidad de toda actividad (literaria, artística ..) consiste en reproducir el mundo que nos rodea como si fuera el reflejo del mundo que está dentro de nosotros. Todo está revestido, recreado, relacionado, moldeado y reconstruido de una forma personal y original. Yo aplico esta idea a mi pintura. Para mí es fundamental". 



EDWARD HOPPER, EL PINTOR DEL SILENCIO:



Los sentimientos que transmiten sus cuadros: melancolía, soledad, desesperanza. Pero al mismo tiempo paz, tranquilidad y calma, aunque a veces sólo sea en apariencia.

Nadie habla con nadie. Sus personajes no se dicen nada, porque nada tienen ya que decirse, si es que lo tuvieron alguna vez. Eso es lo aterrador, encontrar a seres humanos que habitan este mundo sin tener nada que decir, nada que compartir. Son náufragos, seres desterrados, seres sin universo, sin rumbo y sin hogar. Les vemos en la habitación de un hotel, pensativos, cabizbajos, sumidos en ese terrible silencio que es su único lenguaje. No hay felicidad en sus rostros. No la puede haber. Ni alegría. Ni sonrisas. Su vida no es más que una espera, una terrible, solitaria y sempiterna espera.





"Si pudiera decirlo con palabras, no habría ninguna razón para pintarlo". Hopper




domingo, 5 de noviembre de 2017

MAX ERNST - UNA SEMANA DE BONDAD O LOS SIETES ELEMENTOS CAPITALES - EXPLORANDO EL ALMA

"Mis vagabundeos, mis desasosiegos, mi impaciencia, mis dudas, mis creencias, mis alucinaciones, mis accesos de cólera, mis rebeldías, mi negativa a someterme a cualquier disciplina, aunque fuera la ideada por mí mismo… No han creado un clima propicio a una obra sosegada y serena". 


(Así reflexionaba Max Ernst sobre su propio trabajo de collages)


Imagen del tercer cuaderno (El patio del dragón)

"Una semana de bondad o los Siete Elementos capitales". Max Ernst realizó estos collages en 1933 con la intención de publicarlos en forma de novela, justo en un momento en que, con la subida de Hitler al poder, Europa afrontaba el desafío del totalitarismo. Algunos de sus sueños, pero, sobre todo, sus peores pesadillas se plasmaron en estas obras, de las que no estuvo ausente el sentimiento oscuro y premonitorio que invadía el continente. Un ímpetu violento e intenso recorre su obra, con la intención de sembrar el desasosiego en el observador. 

Entre la irreverencia, el sentido del humor y la voluntad de jugar con elementos cargados de trascendencia, Max Ernst estructuró su semana de bondad siguiendo el orden de la semana, de domingo a sábado, y estableciendo una liturgia de colores que, relacionados con un tema determinado, desafiaban a todo tipo de poder y a las convenciones sociales de la época. 

"Hay que servirse de lo banal para crear lo fantástico", decía Ernst.

La risa del gallo
La risa del gallo

La novela gráfica está conformada por 184 collages distribuidos en cinco cuadernos, a cada uno de los cuales asigna elementos diferentes; a saber:
  • Primer cuaderno. Color: púrpura; día: domingo; elemento: el barro; ejemplo: El león de Belfort.
  • Segundo cuaderno. Color: verde; día: lunes; elemento: el agua; ejemplo: El agua.
  • Tercer cuaderno. Color: rojo; día: martes; elemento: el fuego; ejemplo: La corte del dragón.
  • Cuarto cuaderno. Color: azul; día: miércoles; elemento: la sangre; ejemplo: Edipo.
  • Finalmente, el quinto cuaderno, de color amarillo, comprende los días jueves, viernes y sábado. Al jueves le corresponde el negro como elemento, y como ejemplos tiene La risa del gallo y La isla de Pascua; para el viernes, el elemento es la vista, y el ejemplo, El interior de la vista; el sábado tiene un elemento desconocido, y su ejemplo es La llave de los cantos.
Tan sólo con esta descripción podremos percatarnos de la complejidad que encierra el contenido de esta novela, cuyo relato se expresa mediante imágenes, ya que carece casi por completo de palabras. 


El león de Belfort


La corte del Dragón

Un hombre espía por una puerta entreabierta. Desliza la mitad del cuerpo dentro de una estancia y observa. Nosotros somos ese hombre: nosotros entramos a través de una puerta entreabierta en el mundo, para entrever un universo paralelo, aquel que encarna los ideales y las obsesiones más importantes. Ernst tiñó de rojo las tapas de este cuaderno, el tercero, que dedica a la burguesía y a poner en evidencia el infierno acomodado de la misma. 


La isla de Pascua


Edipo, del miércoles


La llave de los Cantos, del sábado

Edipo, del miércoles


Edipo, del miércoles


Y no tuvo reparos en sus críticas contra la autoridad política, eclesiástica o social. De hecho, en 1936, antes de que estallase la Guerra Civil española, el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid expuso los collages de Una semana de bondad.

Son extraordinarios en particular los libros dedicados al agua, una fascinante sucesión de naufragios interiores; al fuego, con todos esos demonios de salón y el protagonismo que adquieren los "cuadros dentro del cuadro" o el dedicado al "Jueves", en el que unos pétreos caballeros con rostros de moais -monolitos de la Isla de Pascua- acosan a mujeres desnudas. 


El Agua



"El collage,  dijo una vez Ernst parafraseando a Freud, "es la satisfacción de un deseo"


Os dejo un link de la exposición que hubo en Madrid en la fundación Mapfre, en 2009, a la cual asistí y disfruté.

http://www.exposicionesmapfrearte.com/maxernst/

martes, 3 de enero de 2017

ABSTRACCIÓN Y SUPREMATISMO: KAZIMIR MALEVICH - LA EMBRIAGUEZ DE LA SENSIBILIDAD PURA



¿Y el hombre?


Nada por sí mismo,


no será más que una parte de un todo,


y es entonces cuando habiendo perdido la vanidad de su pequeño y mezquino individualismo,


¡será feliz en este Edén que él habrá creado!


Piet Mondrán





Retrato de una mujer, Kazimir Malevich, 1912 


El arte abstracto prescinde de la representación de un tema o un asunto figurativo y lo sustituye por un lenguaje visual autónomo, con significado propio. Se entiende por pintura abstracta aquella que prescinde por completo del objeto y de la figura y el cuadro se compone mediante la combinación de líneas y colores.


Surge en torno a 1910, pero fueron varias las tendencias de la vanguardia histórica las que acabaron desembocando en creaciones no figurativas. La abstracción es el resultado de una tendencia a resumir y sintetizar que comienza a finales del S. XIX, con Gaugain, Van Gogh y Cézanne, y que continúa con la simplificación del tema a través del Fauvismo, Cubismo y el Futurismo. Así pues, nos encontramos ante un movimiento que ya se iba perfilando desde el siglo anterior y que busca la renovación absoluta de la pintura.


En sus inicios, el arte abstracto dio lugar a grandes polémicas y discrepancias. De hecho, ya en tiempos de la Prehistoria se utilizaron la estilización y el geometrismo. Pero con el paso del tiempo se ha convertido en una fuente inagotable de ideas para los artistas de nuestro siglo y nadie se atreve ahora a poner en duda su existencia e identidad como un arte propio.


La abstracción no es un movimiento único, tampoco obedece a un programa estético común. A ella podemos llegar a través de dos vías, ambas nacen de la búsqueda de un orden y de una racionalidad exentos de referencias inmediatas al mundo exterior:


*.- Abstracción lírica


Defiende un lenguaje basado en la función expresiva y simbólica de los colores. A través de una serie de manchas de color pretende plasmar el estado anímico del artista o causar una impresión anímica en el espectador.


Wassily Kandinsky y Robert Delaunay son dos exponentes claros de la vía lírica.



*.- Abstracción Geométrica


Basada en las leyes de la geometría y en las matemáticas, busca la simplificación de las formas hasta su presentación más elemental y genérica. Los dos pioneros de la abstracción geométrica son Piet Mondrian y Kazimir Malevich.



“Para mí se hizo evidente que había que crear nuevos marcos para la pintura en colores puros, construidos por exigencia de los colores; y, en segundo lugar, que el color debería abandonar la mezcla pictórica y convertirse en un factor independiente, que se incorpora a la construcción como un individuo de un sistema colectivo y de la independencia individual”. Kazimir Malevich.


Esta afirmación del ucraniano Kazimir Malevich, padre del suprematismo, nos ayuda a empezar a adentrarnos en su vida y obra.


Kazimir Malévich, Kiev, 1878-San Petersburgo, 1935, fue el máximo representante del suprematismo, una de las principales corrientes defensoras de la abstracción geométrica en la Rusia del primer tercio del siglo XX que tenía como objetivo la búsqueda de "la supremacía de la sensibilidad pura" en el arte.





Autorretrato, Kazimir Malevich





Autorretrato, 1908 





Mujeres en el baño, 1907 




Campesina, con cubos y niña (1912) 




Pulidores de piso 





Campesina 




Tres mujeres, 1928 




El hombre en el paisaje suprematista 





La Boda, 1907 





La cortadoras, 1912 




Soldado de la Primera División, 1914 




El cortador de madera, 1912 


Tras la Revolución de 1917, Malévich se convirtió en un activo miembro de los comités artísticos revolucionarios y participó en los actos de celebración del primer aniversario de la Revolución. En 1919 aceptó un puesto de profesor en la Escuela de Arte de Vitebsk que dirigía Marc Chagall y se hizo con la dirección del centro durante una ausencia de éste.


Pintor abstracto. Sus primeras obras están influidas por el neoimpresionismo y el fauvismo y después por el cubismo, distinguiéndose por una gran claridad de líneas. 


En 1912 comienza a desarrollar su propio estilo, que le llevó a fundar el suprematismo con su famoso Cuadrado negro sobre fondo blanco, (1918, Museo de Arte Moderno, MOMA, Nueva York)





Cuadrado negro sobre fondo blanco (1913).


Suprematismo significaba una pintura que permitía captar formas y color, pero que no evocaba asociaciones ni sentimientos. Pretendía, de una manera mística, expresar estados "puros" de conciencia o de inconsciencia no alterados por pensamientos reales. Elegía formas geométricas porque era lo más simple. Se llegó a prescindir del color porque excitaba la emoción.


Para Malevich "la pintura se compone de forma y color, dichas formas no serán la repetición de los objetos que viven en la vida, sino serán en sí mismas un objeto vivo. La superficie coloreada es la forma viva real"


Sus teorías del suprematismo, elaboradas junto al poeta ruso Vladimir Mayakovsky, empezaron a aparecer en revistas en 1915. En 1916 publicó el Manifiesto suprematista.





Suprematismo 56, 1915 



"Las claves del Suprematismo me están llevando a descubrir cosas fuera del conocimiento. Mis nuevos cuadros no sólo pertenecen al mundo". Malevich





Aeroplano en vuelo, 1918 



(..)

¡Que todo venga 
del mismísimo fondo del alma! 
¡A fuego, 
a llama, 
a hierro, 
a luz, 
abrasa, 
quema, 
corta, 
destruye! 

Nuestras piernas 
son abanicos que aventan la polvareda. 
Nuestras aletas son naves 
Nuestras alas son aeroplanos. 
¡Caminar! 
¡Volar! 
¡Cruzar! 
¡Rodar! 
haciendo inventario del mundo entero. 
Si esa cosa es útil, 
bien, 
sirve. 
Si es inútil, 
¡al diablo! 
Una cruz negra. 
¡Acabaremos contigo, 
mundo romántico! 
Basta de fe 
en el alma, 
¡electricidad, 
vapor! 
¡Basta de mendigos! 
¡Embolsad las riquezas de todos los mundos! 
¡Matad cuanto es viejo! 
¡De los cráneos haced ceniceros! 
Arrasadas 
las antiguallas, 
un mito nuevo 
se impondrá en el mundo. 
Romperemos con el pie 
la barrera del tiempo 
Miles de arcoiris 
colorearán el cielo. 


Vladimir Maiakovski





Cuatro esquinas, 1915 




Casa Roja, 1932 



*.- En definitiva, buscaba un nuevo realismo puramente pictórico porque la realidad de las montañas, el cielo y el agua ausente es un mundo. Toda forma real es un mundo y toda superficie pictórica pura está más viva que un rostro pintado desde el cual miran fijamente un par de ojos y un sonrisa.





*.- Entrada que hice en marzo de 2014 y que actualizo hoy


viernes, 15 de julio de 2016

PEGGY GUGGENHEIM - PRIMERA DAMA DEL ARTE MODERNO




"El arte es cuestión de personalidad". 

Marcel Duchamp. 






La protagonista de esta entrada fue una gran mecenas y coleccionista de arte del siglo XX. Nació en el seno de una familia de magnates, los Guggenheim, un apellido vinculado al mundo del arte. Marguerite era una de las tres hijas de Benjamin Guggenheim y de Florette Seligman. Sus padres provenían de familias judías que habían emigrado desde Europa y llevaban dos generaciones haciendo fortuna en Estados Unidos. Aunque Ben Guggenheim había heredado una considerable suma de su padre, no tenía habilidad para los negocios, por lo que su herencia disminuyó considerablemente debido a un buen número de inversiones desastrosas.

Poseedor de una conocida fama de mujeriego, Ben vivía habitualmente en su apartamento de París lejos de su esposa y de sus hijas, aparentemente por motivos de sus negocios y en realidad viviendo con alguna de sus múltiples amantes. Cuando en abril de 1912 embarcó en el Titanic en Cherburgo (Francia), lo acompañaba su amante, una cantante francesa llamada Léontine Aubart, así como un pequeño grupo de criados, un chófer, una doncella, un mozo, y sobre todo su mayordomo y hombre de confianza Giglio. Tanto él como sus criados perecieron en el hundimiento del transatlántico y sus cuerpos nunca fueron recuperados.

A los catorce años, Peggy pudo heredar una pequeña fortuna que sustentó sus caprichos artísticos. La joven heredera, aunque estilizada e interesante, no calificaba dentro de los parámetros de la estereotipada jovencita bella y adinerada. Su nariz – que había ganado el título de berenjena – atormentaba su frágil autoestima adolescente. Sus complejos y su inseguridad la llevaron a una cirugía plástica de nariz con resultados desastrosos. Así, se volvió una joven solitaria alejada de los círculos sociales de su entorno, retraída y sin encanto. Tras terminar sus estudios, encontró trabajo en una librería que comercializaba literatura de avant-garde y ciertas representaciones inusuales del arte.



Peggy Guggenheim, vestida por Poiret, fotografiada por Man Ray, 1924 



En 1920, viajó a Europa y descubrió mucho más que un continente: un horizonte lleno de experiencias aguardaba a una Peggy huérfana de estímulos. Al arribar al viejo mundo nunca imaginó que se quedaría allí veintitrés años. El desembarco europeo le acercó las emanaciones que se respiraban en los barrios bohemios de las grandes ciudades. París y Londres fueron sus maestras y desplegaron ante sus ojos las maravillas del arte que la encandilarían. Peggy no sabía mucho de arte moderno, sus conocimientos de arte llegaban hasta el impresionismo, pero pronto aprendió de su amigo Marcel Duchamp, que le enseñó la diferencia entre abstracto y surrealismo.

En 1938, inauguró en Londres la Guggenheim Jeune con una exposición de Jean Cocteau. 

El arte surrealista y abstracto que Cocteau exhibió era desconocido en el Reino Unido. Mucha gente estaba desconcertada, si no es que molesta, por este tipo de "arte nuevo" y pocos compraron los cuadros. En afán de fomentar las ventas y consolar a los artistas, la misma Peggy comenzó a comprar las obras secretamente. 

La exposición de la obra de Cocteau fue seguida por exhibiciones de Kandinsky, Yves Tanguy, Wolfgang Paalen y otros artistas, tanto famosos como emergentes. 

Peggy convocó a exposiciones de collage y escultura, con la participación de artistas como Antoine Pevsner, Henry Moore, Alexander Calder, Raymond Duchamp-Villon, Constantin Brancusi, Jean Arp, Max Ernst, Pablo Picasso, George Braque y Kurt Schwitters. 

Peggy admiraba también el trabajo de John Tunnard y es acreditada como su descubridora en la historia modernista.



Fotografía de artistas en el exilio en el apartamento de Peggy Guggenheim en Nueva York, 1942
Primera fila, de izquierda a derecha: Stanley William Hayder, Leonora Carrington, Frederick Kiesler, Kurt Seligmann. Detrás: Max Ernst, Amadee Ozenfant, Andre Breton, Fernand Leger, Berenice Abbott. Última fila: Jimmy Ernst, Peggy Guggenheim, John Ferren, Marcel Duchamp ; Piet Mondrian. 



Además, Man Ray , Tanguy , Brancusi, Frederic Kiesler, Breton o los escritores Samuel Beckett o Djuna Barnes, así como sir Herbert Read o la anarquista Emma Goldman ( una de las defensoras de la libertad de la mujer) fueron sus amigos. Esta última fue, quizás, quien mejor que nadie conoció la bonhomía (*) de su benefactora cuando estando exilada de Estados Unidos, recibió como regalo de Peggy una casa en Saint-Tropez.

A partir de este momento la voracidad de Peggy por las obras de vanguardia era cada día más extrema. Su lema se volvió “ Compra una obra cada día ”. Gracias a la posibilidad económica de poder obedecer a dicha premisa, su colección se tornó inmensa. Así consiguió ser dueña y hacedora de una de las colecciones más admiradas de arte moderno del mundo.

La colección permanente incluye obras maestras del cubismo, el futurismo, la pintura metafísica, Europeo abstraccionismo, el surrealismo y el Expresionismo Abstracto Americano.



Peggy Guggenheim en la sala surrealista de Art of This Century 



Con el estallido de la guerra volvió a su país, Estados Unidos. En Nueva York abrió una galería de arte moderno, Art of This Century. En este lugar, Peggy descubrió el expresionismo abstracto de Jackson Pollock. 


Su galería acogió las primeras muestras del artista. Peggy le pagaba cada mes y le organizaba exposiciones. Se convirtió en su mecenas. Diariamente, Peggy iba acompañada de sus perros a la galería. De noche, organizaba fiestas salvajes a las cuales asistían invitados del medio artístico. Tras varios años en América, se instaló en la ciudad más romántica de Italia, Venecia, y buscó un palacio para vivir ella y sus perros.










Compró el Palazzo Venier dei Leoni, un palacio inacabado del siglo XVIII, donde instaló un museo privado para su enorme colección de cuadros y esculturas a orillas del Gran Canal. A este museo le dedicó los últimos años de su vida, rodeada siempre de una alborotada jauría de mascotas y mimetizada con la ciudad, adquiriendo cierto aire de misterio y de sofisticación. 



Peggy in Palazzo Venier dei Leoni 



Deambulaba por sus jardines prósperos de bronces y mármoles, ataviada con excéntricas vestimentas, lentes oscuras y originales accesorios que la dotaban de una enigmática belleza. Así reinó en el palacio renacentista como una antigua emperatriz oriental. Abrió las puertas de su palacio al público durante varios años. 

Hoy, el palacio acoge el Museo Guggenheim de Venecia. Su costumbre de organizar fiestas siguió vigente y en su casa se reunían celebridades como Yoko Ono o Truman Capote. A principios de los años 60 dejó de coleccionar, si bien prestaba sus obras a exposiciones.


“No soy una coleccionista. Soy un museo” 


Se casó en primeras nupcias con el escritor Lawrence Vail, con quien compartió un matrimonio en donde florecían las escenas violentas, los insultos y los maltratos verbales y físicos, contrastando con la belleza, la elegancia y la sofisticación de los ambientes que frecuentaban. Su genial marido, bon vivant, bohemio, alcohólico y agresivo, no dudaba en denigrarla arrojándole cualquier objeto que se le cruzara, ya fuera en la privacidad del hogar, ya en la esfera pública, la calle o un restaurante, siempre eran lugares aptos para agredirla. 


De la amarga unión nacieron dos hijos, Sindbad y Jezebel ( a la que llamaban Pegeen ). Tras soportar siete años de abuso de Lawrence Vail, huyó con John Holms. La muerte de John a causa de un infarto fue un duro golpe para ella. Después entraría en su vida Douglas Garman, más tarde llegarían el escritor Samuel Beckett y el artista Max Ernst.


Peggy con Max Ernst 



Los últimos capítulos de su vida fueron desoladores. Su hija Pegeen cayó en una profunda depresión consumida por agudas inestabilidades mentales y, luego de años de tortuosa existencia, se suicidó en 1967. Peggy nunca pudo sobreponerse a esa tragedia y se recluyó por completo en sus aposentos venecianos. En 1979 murió a causa de una apoplejía y sus cenizas fueron enterradas en una esquina del jardín del Palazzo Venier, cerca del lugar donde ella solía dar sepultura a sus mascotas.









Fuentes:




Teresa Vallbona, Grandes mujeres, el lado femenino de la historia. Editorial Océano S.L. 2010

http://mujeresdeleyenda.blogspot.com (Me encanta este blog)