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lunes, 19 de marzo de 2018

ARTHUR RIMBAUD - ILUMINACIONES

Un revolucionario de la poesía que alguna vez anunció: "¡Hay que reinventar al amor!

Florine Stettheimer

A UNA RAZÓN

Un golpe de tu dedo en el tambor genera todos
los sonidos y origina la nueva armonía.
Un paso tuyo es la leva de los nuevos hombres
y el principio de su andar.

Tu cabeza gira: ¡el nuevo amor!

"Modifica nuestros destinos, acribilla nuestras pestes:
empieza por el tiempo”, te cantan los niños.
"Engendra, no importa dónde, la sustancia de
nuestra suerte y nuestros deseos”, te suplican.

Venida desde siempre, tú eres la que irá por dondequiera.

(Tercera Iluminación)


Florine Stettheimer


MAÑANA DE EMBRIAGUEZ

¡Oh mi Bien! ¡Oh mi Bello! ¡Charanga atroz en la que ya no tropiezo! ¡Mágico potro de tormento! ¡Hurra por la obra inaudita y por el cuerpo maravilloso, por la primera vez!

Empezó bajo las risas de los niños, acabará por ellas. Este veneno ha de permanecer en todas nuestras venas aun cuando, agriada la fanfarria, seamos devueltos a la antigua armonía.

¡Oh, ahora nosotros, tan digno de estas torturas!, recojamos fervientemente esta sobrehumana promesa hecha a nuestro cuerpo y a nuestra alma creados: ¡esa promesa, esa demencia! ¡La elegancia, la ciencia, la violencia!

Se nos ha prometido enterrar en la sombra el árbol del bien y del mal, deportar las honestidades tiránicas, con el fin de que trajésemos nuestro purísimo amor.

Empezó con ciertas repugnancias y acabó, -al no poder agarrar en el acto esa eternidad, - acabó por una desbandada de perfumes.
Risa de niños, discreción de esclavos, austeridad de vírgenes, horror por las figuras y los objetos de aquí, ¡sacrosantos seáis por el recuerdo de esta vigilia! Empezaba con la mayor zafiedad, y concluye por ángeles de llama y de hielo.

Breve vigilia de embriaguez, ¡santa!, aunque sólo fuera por la máscara con que nos has gratificado. ¡Nosotros te afirmamos, método! No olvidamos que ayer has glorificado cada una de nuestras edades. Tenemos fe en el veneno. Sabemos dar nuestra vida entera todos los días.
He aquí el tiempo de los Asesinos.


Florine Stettheimer

ANGUSTIA

¿Es posible que Ella me haga perdonar las ambiciones continuamente aplastadas, - que un final acomodado repare las edades de indigencia, - que un día de éxito nos adormezca sobre la vergüenza de nuestra incapacidad fatal?,
(¡Oh palmas! ¡Diamante! - ¡Amor! ¡Fuerza! - ¡Más alto que todas las alegrías y glorias! - De todas formas, por todas partes, - Demonio, dios - Juventud de este ser concreto; ¡yo!)

¿Que accidentes de hechicería científica y movimientos de fraternidad social sean deseados como restitución progresiva de la sinceridad primera?...
Pero la Vampira que nos vuelve amables ordena que nos divirtamos con lo que nos deja, o que de lo contrario seamos más extravagantes.

Rodar a las heridas, por el aire extenuante y el mar; a los suplicios, por el silencio de las aguas y del aire mortíferos; a las torturas que ríen, en su silencio atrozmente encrespado.


Florine Stettheimer


DEMOCRACIA

"La bandera avanza hacia el paisaje inmundo, y nuestra jerga ahoga el tambor.
"En los centros alimentaremos la prostitución más cínica. Aplastaremos las revueltas lógicas.
"¡En los países de pimienta y destemplanza! - al servicio de las más monstruosas explotaciones industriales o militares.
"Adiós a los de aquí, a cualquier sitio. Reclutas de buena voluntad, nuestra filosofía será feroz; ignorantes para la ciencia, taimados para el bienestar; que reviente el mundo que avanza. Ésta es la verdadera marcha. Adelante, ¡en camino!"


Florine Stettheimer


INFANCIA

I


Este ídolo, ojos negros y crin amarilla, sin padres ni corte, más noble que la fábula, mexicana y flamenca; su dominio, azur y verdor insolentes, corre sobre playas nombradas, por olas sin bajeles, de nombres ferozmente griegos, eslavos, célticos.
En la linde del bosque, - las flores de ensueño tintinean, estallan, relumbran, - la muchacha de labio de naranja, con las rodillas cruzadas en el claro diluvio que surge de los prados, desnudez que ensombran, atraviesan y visten los arco iris, la flora, el mar.
Damas que dan vueltas en las terrazas vecinas al mar; infantas y gigantas, soberbias, negras en el musgo cardenillo, joyas alzadas sobre el suelo feraz de los bosquetes y de los jardincillos deshelados, - jóvenes madres y hermanas mayores de miradas llenas de peregrinaciones, sultanas, princesas de andares y atuendo tiránicos, pequeñas forasteras y personas dulcemente desdichadas.
Menudo aburrimiento la hora del "querido cuerpo" y "querido corazón".


II


Es ella, la pequeña muerta, detrás de los rosales. - La joven mamá difunta baja la escalinata. - La calesa del primo rechina en la arena. - El hermano pequeño - (¡está en las Indias!) ahí, ante el crepúsculo, sobre el prado de claveles. - Los viejos que han enterrado totalmente tiesos en la muralla de los alhelíes.
El enjambre de hojas de oro rodea la casa del general. Están en el sur. - Se sigue el sendero rojo para llegar al albergue vacío. El castillo está en venta; las persianas están desprendidas. - El cura se habrá llevado la llave de la iglesia. - Alrededor del parque, las casetas de los guardas están deshabitadas. Las empalizadas son tan altas que sólo se ven las cimas rumorosas. Además dentro no hay nada que ver.
Los prados suben hacia las aldehuelas sin gallos, sin yunques. La esclusa está levantada. ¡Oh los Calvarios y los molinos del desierto, las islas y las muelas!
Zumban flores mágicas. Los taludes le mecían. Circulaban animales de una elegancia fabulosa. Las nubes se agolpaban sobre la alta mar hecha de una eternidad de cálidas lágrimas.


III


En el bosque hay un pájaro; su canto os detiene y os hace sonrojar.
Hay un reloj que no suena.
Hay un hoyo con un nido de animales blancos. 
Hay una catedral que baja y un lago que sube.
Hay un cochecito abandonado en el bosquecillo, o que desciende por el sendero corriendo, adornado con cintas. 
Hay una compañía de pequeños comediantes con trajes de escena, divisados en el camino por entre la linde del bosque.
Hay en fin, cuando se tiene hambre y sed, alguien que os echa.


***


ARTHUR RIMBAUD, nace en Charleville el 20 de octubre de 1854, muere en Marsella en 10 de noviembre de 1891.
Poeta francés, Arthur Rimbaud. En 1870 comenzó una vida bohemia y aventurera, viajando a París y Bruselas. En 1917, volvió a París, estableciendo una relación homosexual con el autor Paul Verlaine, relación de amor–odio, rodeada de drogas y sexo. 
Concluida la relación, Rimbaud viajó por diferentes países europeos mientras escribía. En 1880, dejó de lado su carrera literaria, y viajó por África. En 1891 regresó a Francia, donde murió de un cáncer de hueso.
Rimbaud está considerado como la cumbre del simbolismo francés, precursor de la poesía moderna; su obra es decadente y sensual. De entre su obra habría que destacar títulos como Iluminaciones o Una temporada en el infierno.







"Vi que todos los seres están destinados a la felicidad: la acción no es la vida, sino una manera de perder algo de fuerza, un enervamiento. La moral es la debilidad del cerebro."





domingo, 5 de noviembre de 2017

MAX ERNST - UNA SEMANA DE BONDAD O LOS SIETES ELEMENTOS CAPITALES - EXPLORANDO EL ALMA

"Mis vagabundeos, mis desasosiegos, mi impaciencia, mis dudas, mis creencias, mis alucinaciones, mis accesos de cólera, mis rebeldías, mi negativa a someterme a cualquier disciplina, aunque fuera la ideada por mí mismo… No han creado un clima propicio a una obra sosegada y serena". 


(Así reflexionaba Max Ernst sobre su propio trabajo de collages)


Imagen del tercer cuaderno (El patio del dragón)

"Una semana de bondad o los Siete Elementos capitales". Max Ernst realizó estos collages en 1933 con la intención de publicarlos en forma de novela, justo en un momento en que, con la subida de Hitler al poder, Europa afrontaba el desafío del totalitarismo. Algunos de sus sueños, pero, sobre todo, sus peores pesadillas se plasmaron en estas obras, de las que no estuvo ausente el sentimiento oscuro y premonitorio que invadía el continente. Un ímpetu violento e intenso recorre su obra, con la intención de sembrar el desasosiego en el observador. 

Entre la irreverencia, el sentido del humor y la voluntad de jugar con elementos cargados de trascendencia, Max Ernst estructuró su semana de bondad siguiendo el orden de la semana, de domingo a sábado, y estableciendo una liturgia de colores que, relacionados con un tema determinado, desafiaban a todo tipo de poder y a las convenciones sociales de la época. 

"Hay que servirse de lo banal para crear lo fantástico", decía Ernst.

La risa del gallo
La risa del gallo

La novela gráfica está conformada por 184 collages distribuidos en cinco cuadernos, a cada uno de los cuales asigna elementos diferentes; a saber:
  • Primer cuaderno. Color: púrpura; día: domingo; elemento: el barro; ejemplo: El león de Belfort.
  • Segundo cuaderno. Color: verde; día: lunes; elemento: el agua; ejemplo: El agua.
  • Tercer cuaderno. Color: rojo; día: martes; elemento: el fuego; ejemplo: La corte del dragón.
  • Cuarto cuaderno. Color: azul; día: miércoles; elemento: la sangre; ejemplo: Edipo.
  • Finalmente, el quinto cuaderno, de color amarillo, comprende los días jueves, viernes y sábado. Al jueves le corresponde el negro como elemento, y como ejemplos tiene La risa del gallo y La isla de Pascua; para el viernes, el elemento es la vista, y el ejemplo, El interior de la vista; el sábado tiene un elemento desconocido, y su ejemplo es La llave de los cantos.
Tan sólo con esta descripción podremos percatarnos de la complejidad que encierra el contenido de esta novela, cuyo relato se expresa mediante imágenes, ya que carece casi por completo de palabras. 


El león de Belfort


La corte del Dragón

Un hombre espía por una puerta entreabierta. Desliza la mitad del cuerpo dentro de una estancia y observa. Nosotros somos ese hombre: nosotros entramos a través de una puerta entreabierta en el mundo, para entrever un universo paralelo, aquel que encarna los ideales y las obsesiones más importantes. Ernst tiñó de rojo las tapas de este cuaderno, el tercero, que dedica a la burguesía y a poner en evidencia el infierno acomodado de la misma. 


La isla de Pascua


Edipo, del miércoles


La llave de los Cantos, del sábado

Edipo, del miércoles


Edipo, del miércoles


Y no tuvo reparos en sus críticas contra la autoridad política, eclesiástica o social. De hecho, en 1936, antes de que estallase la Guerra Civil española, el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid expuso los collages de Una semana de bondad.

Son extraordinarios en particular los libros dedicados al agua, una fascinante sucesión de naufragios interiores; al fuego, con todos esos demonios de salón y el protagonismo que adquieren los "cuadros dentro del cuadro" o el dedicado al "Jueves", en el que unos pétreos caballeros con rostros de moais -monolitos de la Isla de Pascua- acosan a mujeres desnudas. 


El Agua



"El collage,  dijo una vez Ernst parafraseando a Freud, "es la satisfacción de un deseo"


Os dejo un link de la exposición que hubo en Madrid en la fundación Mapfre, en 2009, a la cual asistí y disfruté.

http://www.exposicionesmapfrearte.com/maxernst/

viernes, 2 de junio de 2017

LA MODERNIDAD MALDITA - CHARLES BAUDELAIRE

Constantin Guys pintó a Baudelaire


Las flores del mal de Charles Baudelaire

La modernidad maldita


El escritor, hasta el siglo XIX, era un ser respetable y normalmente sofisticado, de elevada posición social y alto nivel de cultura, que cultivaba el arte para mayor gloria de Dios y de los hombres. Los mecenas, nobles, príncipes, aristócratas, financiaban a los artistas y sus obras. El capitalismo acabó con todo eso. El capital tiene como fin en sí mismo multiplicarse, engendrar plusvalía, acumular, una dinámica reñida con el despilfarro y el ocio. La producción artística pasa a tener un valor de cambio y no ya solamente valor de uso como antes. Y no solamente el arte se mercantiliza sino que la nueva situación envuelve al artista, que pasa a depender del valor de cambio de sus creaciones. Junto a él, y a veces por encima de él, aparecen las editoriales, los agentes literarios, las galerías de arte, los derechos de autor, la propiedad intelectual, esto es, las fábricas de la cultura que pretenden extraer una rentabilidad de los capitales invertidos.

En el siglo XIX aparecen los primeros autores que escriben por un nuevo motivo, que es el de ganar dinero, que firman contratos a destajo, a tanto por palabra, que deben escribir día y noche para pagar sus deudas y que deben entregar sus cuartillas repletas en la fecha fijada. 

Desprovista de sus ropajes, hoy tan mitificados, la modernidad no es más que una visión mercantilista de la literatura. Lo que se hizo impostergable con la modernidad fue la conversión de la poesía en mercancía, traficar con los versos. 

Las vanguardias no son más que una consecuencia del afán mercantilista de renovación de la maquinaria cultural, el incremento de la fabricación artística, el aumento de su productividad. Alcanzamos así otro componente de la modernidad, que es la artificiosidad, que es el punto de llegada no sólo de las exigencias productivas capitalistas en el ámbito de la cultura, sino también de la exacerbada subjetividad del artista que, igual que el capitalismo, debe reconstruir la naturaleza a su imagen y semejanza. 

El artista impone su versión del paisaje lo mismo que el capitalismo lo sepulta bajo las vías férreas o lo horada con negros túneles. Y a pesar de que recrea el entorno, el artista se siente enfrentado a él hostilmente. El mundo que le rodea no le gusta.

Mientras, de manera cínica y desvergonzada, nos hablan del arte por el arte y rehuyen como la peste cualquier asomo de finalidad cognoscitiva, ética o didáctica en la creación cultural.

La imagen maldita del artista es sin duda expresión de su desamparo (más económico que otra cosa), forzado a llevar una vida de marginado, más cerca del lumpen que de la aristocracia. Ciertamente esa es la imagen que presentan los literatos del siglo XIX (Dickens, Balzac, Dostoievski), acuciados por graves problemas económicos, perseguidos por sus acreedores, siempre al borde del desahucio.

Llegados a este punto quizá sea bueno recordar que, como Marx demostró, "las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época".

Asimismo, define en el mismo texto, a la Modernidad como:

"lo transitorio, lo fugitivo, lo contingente, la mitad del arte, cuya otra mitad es lo eterno y lo inmutable".







Charles Baudelaire (1821-1867), poeta, maldito, incestuoso, rebelde. 

Censurado desde la publicación misma de su poemario Las flores del mal. Incomprendido durante largo periodo. Aclamado por otros veneradores de lo prohibido. Este explorador de lo urbano, merece mucho más que interpretaciones banales de su poética.






Baudelaire es considerado el "padre de la poesía moderna"

Son varias las tendencias estéticas, (decadentismo, prerrafaelismo, parnasianismo, simbolismo). 

Baudelaire es el poeta de mayor impacto en el Simbolismo francés, precursor del Decadentismo: el dandismo y malditismo como rechazo de la moral burguesa, afán de rebeldía individual y social, concepción no utilitaria del arte.

Los decadentistas rechazan la sociedad burguesa y adoptan una actitud de superioridad que les lleva a transgredir la moral y a complacerse en lo morboso. Tales ideales se acercan también al Simbolismo. 

Los simbolistas desprecian al gran público al que consideran incapaz de comprender su arte. Defienden la importancia de los sentidos (paisaje, mujer, un cuadro) todo puede ser hermoso, es fuente de goce para el oído, la vista, tacto y olfato. Recurre a la musicalidad de las palabras y al cruce de sensaciones. 




domingo, 28 de mayo de 2017

LEONOR FINI - EXCÉNTRICA, LIBRE, ONÍRICA ... UNA DELICIA DE MUJER

Los temas surrealistas son recurrentes, pero en su mano se convierten en un arma contra las convenciones sociales, incluso las de pertenencia a los grupos de élite de artistas.
Leonor Fini fue una autodidacta con conflictos para ser incluida en ningún grupo porque pintaba "cuadros que no existen y que desearía ver", según declara. 

Se la cree bisexual, aunque resistió toda clasificación. De hecho en una entrevista de 1982 confesó: "he experimentado con mujeres pero no deseo ser lesbiana". Nunca se casó y vivió en comunidad con dos varones, todo un provocación para su época. Siempre vivió en completa libertad sexual, autonomía y llena de voluptuosidad. Su mal temperamento y sus enfrentamientos y desafío con André Bretón por su "homofobia y misoginia" son proverbiales.

"Quiero que las imágenes salten de la pagina, quiero pintar los límites del potencial de expresión. Deseo expresar mas allá de lo que se ve".






Leonor Fini (Buenos Aires, 30 de agosto de 1907 -París; 18 de enero de 1996  

Pintora que crea su propio estilo con distintas influencias: surrealismo, simbolismo, prerrafaelismo, sin encajar en ninguno de ellos, a pesar de ser tomada como surrealista. Su mundo está compuesto de imágenes sugestivas, llenas de fantasía y símbolos, con una poderosa femineidad y un fino erotismo.

"Toda la pintura es erótica. Ese erotismo no tiene necesariamente que estar en el tema. Puede estar en la forma con que se pinta un ropaje, en el diseño de una mano, en un pliegue." 

Quizás esta frase, dicha por ella misma, sea una de las pautas que sirvan para aproximarse a su producción.

"Cuando la gente me pregunta qué hago yo respondo "yo soy". 

Semejante postura frente a la vida y al mundo no pudo más que reflejarse en su talento yen su obra, gran parte de la misma se desarrolla en un universo de mujeres autoritarias, decididas, libres sexualmente, femeninas y masculinas a la vez, etéreas pero férreas. 

Viviendo un tiempo sin tiempo, las figuras se comunican pero parece que existe un abismo entre ellas. Porque la relación no es verbal en sí, sino física, una relación de afinidad de género, vinculada con el sexo, con el poder, con la autosuficiencia. 






Nació en la ciudad de Buenos Aires, hija de Malvina Braun Dubich y Herminio Fini. 
La familia materna impidió en todo momento que Leonor se relacionara con su padre.


Autorretrato, 1941


En 1909 se mudaron a Trieste a vivir con su tío Ernesto Braun. El padre amenazó raptarla y la madre la vestía de varón para disimularla. 






En 1924 se trasladó a Milán y luego a París para realizar su vocación de artista. 

En la capital francesa, París, entró en contacto con otros artistas como Paul Éluard, Henri Cartier-Bresson (que la fotografió desnuda en 1933), Max Ernst (que fue su amante), Georges Bataille, Picasso, André Pieyre de Mandiargues, y Salvador Dalí. 





Fue amiga de Jean Cocteau, Giorgio de Chirico y Alberto Moravia. 

Pintó diversos retratos como los de Jean Genet, María Félix, Anna Magnani, Margot Fonteyn, Alida Valli, Suzanne Flon, Silvia Monfort y Leonora Carrington. 






También se dedicó al diseño de vestuario y decorados para obras de teatro. Diseñó el envase del perfume "Shocking" para la diseñadora italiana Elsa Schiaparelli. 







En la década de los años 70 escribió tres novelas (Rogomelec, Moumour, Contes pour enfants velu y Oneiropompe). 





Fini fue también una destacada ilustradora en obras de Edgar Allan Poe, Marcel Aymé o el marqués de Sade (« Histoire de Juliette», 1945). 









Tuvo muestras retrospectivas en Bélgica (1965), Tokio (1972) y París (1986). 

Pasó la mayor parte de su vida en París, donde entró en contacto con el círculo de artistas surrealistas, del cual formó parte. 










La particular visión de Fini del universo surrealista se concreta en ricos lienzos donde interpretaciones de un figurativismo daliniano nos aproximan a los ricos mundos oníricos de Delvoix o de Chirico. 

Fue una artista autodidacta que creció a la sombra de la rica biblioteca de su tío, en la que descubrió a Aubrey Beardsley, Gustav Klimt y el universo de los prerrafaelistas. 














Estas lecturas, junto con sus visitas a los museos, forjaron su gusto por los espacios con referencias ensoñadoras que tan bien encajaron en el movimiento surrealista. 

Muchas de sus últimas pinturas juegan con las fantasías eróticas y la muerte. 

Fue calificada de lesbiana y bisexual, calificativos que rechazó de la misma manera que había rechazado que su obra fuera surrealista. 








  



Fini se casó una sola vez y por un corto tiempo con Federico Veneziani. Tuvo romance con el conde y diplomático Stanislao Lepri, y luego con el escritor Konstanty Jeleński, 


Considerada una artista relevante del siglo XX, llama la atención por ser una de las pocas mujeres artistas cuya figura no está ligada a la de un hombre. 






Esto se nos hace singular porque en la mayoría de las ocasiones, en la época en que vive Fini, las artistas además de realizar un trabajo creativo son, la mujer de, la compañera de, o simplemente la amante de algún pintor o artista-hombre. 

También posiblemente por esto, por el hecho de ser una figura sin ligadura alguna a un hombre, es mucho menos conocida. 








Fuentes: