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martes, 2 de junio de 2015

ALOYSIUS "ALOIS" ALZHEIMER, ENAMORADO


"...dejará la memoria en donde ardía."
Francisco de Quevedo


"Se me olvidó que te olvidé."
Lolita de la Colina


"La muerte no llega con la vejez, sino con el olvido."
Gabriel García Márquez

"Que un no ser, que es un más ser, doblado, prendido estás aquí y estás ausente por praderas de magias y de olvido."
Alfonsina Storni



Cuando el joven doctor Aloysius A. se descubrió enamorado de la enfermera Greta tras un par de aprietes fogosos en un oscuro pasillo del pabellón de Insania y Trastornos de la Memoria del Hospital de Psiquiatría de Frankfurt, se/le prometió, con la trémula certeza de quien extiende una receta para una dolencia incurable, que amor y furor serían para toda la vida.

Cuando en la luna de miel despertó una mañana con la cama revuelta, la ventana abierta y a Greta con el culo al aire y el sol purísimo de los Alpes haciéndole honor y justicia, el enamorado Aloysius supo que jamás podría olvidar los besos torpes, los polvos mágicos, las palabras de pasión entrecortadas. Y dejó constancia en cuatro estrofas rilkeanas que pudorosa y sabiamente nunca le mostró.

Cuando tras treinta años de relación –hijos y nietos mediante– le dijo por segunda vez te amo Helga a Greta y ella se lo hizo notar, él lo notó / anotó con tinta roja y letra gótica en una germana planilla: el día y la hora del percance, los primeros avances de una quinta columna que le amenazaba el cerebelo occipital o cualquier otra zona de amor desguarnecida.

Cuando no le pudo decir a la vendedora callejera el nombre de esas flores tan simples y hermosas, chiquitas, de pétalos así y del mismo color de los taxis de Munich y se perdió en camino a su propia fiesta de aniversario en la que brilló por su ausencia, tampoco pudo anotar nada en la planilla: no sabía dónde estaba su escritorio.

Cuando finalmente el viejo y sabio Aloysius A. murió en algún lugar que nunca supo ni sabría y apretando la mano de Greta o de quién sabe quién creía, sonrió de últimas. Porque aunque le fallaran las triviales / ocasionales coordenadas, el amor –que nunca se entera de nada– había pasado por él y en Alguna Planilla sin tinta ni solemne gótica estaba registrado. Y no sabía para qué, pero alcanzaba.


Por Juan Sasturain


http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-273929-2015-06-01.html




Aloysius "Alois" Alzheimer fue el investigador alemán que identificó por primera vez los síntomas de la famosa enfermedad que lleva por nombre su propio apellido. Experto en psiquiatría y neurología, este eminente doctor nació en Baviera, en 1864, y murió en Breslavia, en 1915.


"Hubo momentos en que no sólo me olvidé de mí, sino también de lo que soy."

Samuel Beckett


jueves, 28 de mayo de 2015

MARISA PEÑA - UNA DELICIA DE MUJER

Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.
Los nadies: los ningunos, los ninguneados, (...)

Galeano


Margarita Sikorskaia, nacida en 1968, en San Petersburgo, Rusia


A veces imagino una tormenta,
un viento frío, una cuchillada,
y entiendo lo que sufren esos nadies
que se levantan en la incertidumbre
sin un lugar donde caerse muertos.
Y acuso a los mercados,
y a los mercaderes,
y a los políticos,
y a los banqueros,
y a los que les negaron,
siempre inmisericordes,
el pan y la sal,
por el bien de occidente,
por el bien del euro,
por el bien del dolar,
por el bien del consumo,
por el bien de la bolsa,
y del IBEX, y del PIB,y del IVA...
en fin, ustedes saben,
de nuestra poderosa economía.
Y a veces imagino
puestos a imaginar un imposible,
que empiezan a importarnos
las cosas importantes:
la dignidad humana, el bien común,
el agua de los ríos,
el mar inmesurable en su grandeza,
los árboles, por siempre protectores,
la risa contagiosa de los niños,
el amor, la alegría, las mañanas,
la sonrisa del otro,
el café compartido,
la palabra precisa,
la justicia, el amparo,
la convicción profunda, la utopía.
Esas pequeñas cosas
acaso imperceptibles,
tan grandes, necesarias,
tan nuestras, tan de todos, tan de ellos...
tan fieramente humanas.


***


El tiempo que nos queda


"Somos el tiempo que nos queda"
J. M. Caballero Bonald.


Eso somos: el tiempo que nos queda,
el último latido detenido,
la palabra no dicha,
el desierto cruzado,
y la senda sin nombre
que dejamos atrás.

Somos el abandono, la intemperie,
las luces apagadas,
y las puertas, cerradas para siempre,
tras un adiós forjado en la costumbre.


Pero somos el tiempo que nos queda,
la voz que no se apaga,
la azada que aún golpea, sin rendirse,
el poema no escrito,
la ópera inacabada de Puccini,
la derrota asumida, masticada,
y aquello que nos queda por vivir.


Marisa Peña, poeta madrileña contemporánea. http://sonetosdelamoroscuro.blogspot.com.es/


Margarita Sikorskaia


miércoles, 27 de mayo de 2015

JESÚS LIZANO - MI PEQUEÑO HOMENAJE PARA UN GRANDÍSIMO SER HUMANO



Cantando al mundo

En amor se transforma cuanto hacemos
todo lo que tocamos y sentimos,
lo que soñamos y lo que vivimos,
cuando nos vemos, cuando no nos vemos.

Ebrios de amor las alas y los remos
sólo para esas horas existimos,
abrazando los ramos, los racimos,
lo que tenemos, lo que no tenemos.

Saltan las olas, bañan las espumas
y se funden los oros con los plomos
y en la tierra final nos encontramos.

Y así unidas las luces y las brumas,
héroes por lo que somos y no somos,
cantando al mundo por el mundo vamos.


Jesús Lizano, (Barcelona, 1931), el poeta que no veía obispos, lecheros, fontaneros o diputados sino mamíferos disfrazados con estos nombres extraños, murió este martes a los 84 años.

Filósofo, poeta y pensador libertario.


"Hemos construido un mundo de falsos hermanos, y si no vamos a un mundo en el que todos seamos novios, decidme... ¿a dónde vamos?" - Jesús Lizano